El nene de Villa Azul que conmueve por sus ganas de estudiar: su casa se incendió, pero sigue haciendo la tarea entre los escombros

Tiene 9 años y se llama Liam Thiago Fernández. El lunes 15 de junio, un trágico incendio devoró tres viviendas, entre ellas, la suya.

Fueron los gritos de su vecina los que alertaron a Marta Vega (37). “Auxilio. No puedo respirar. Me ahogo. Por favor, ayúdenme”, pedía la mujer que, sofocada por el humo, no encontraba la llave de su domicilio.

Nosotros estábamos durmiendo. Lo primero que hice fue agarrar a mi nene y salir. Mucho más no podía hacer”, dice Vega acerca de la mañana del lunes 15 de junio, cuando vio arder su casa. “La heladera, el horno, el aire acondicionado, la televisión, la computadora, las tablets de mis hijos, la estufa, la mesa y las sillas del comedor… Perdimos todo. No quedó nada”, lamenta.

Según trascendió, el incendio ocurrió en uno de los sectores del barrio popular Villa Azul, ubicado del lado del partido de Quilmes. Se generó luego de un cortocircuito y las llamas se propagaron rápidamente desde la vivienda en que se produjo el foco hacia las dos linderas, a través del cielo raso. “Arrancó entre las 7 y las 7.15 horas. Para las 8.30, el fuego había consumido todo”, explica Vera.

A su vecina, dice Marta Vega, la rescató Tomás Fernández (16), uno de sus cuatro hijos. Mientras la mujer pedía auxilio, el adolescente fue a asistirla. Arrancó la reja, pateó la puerta y, finalmente, logró liberar a la señora, que tenía el cabello y parte del rostro quemados. En la tercera vivienda había un matrimonio con tres hijos y uno en camino. Los medios locales sostuvieron que la embarazada debió ser hospitalizada por inhalación de monóxido de carbono y todavía se encuentra en observación.

Cuando llegaron los Bomberos Voluntarios de Bernal, recuerda Marta, Villa Azul estaba envuelto en una nube de humo gris. “Los vecinos ayudaron a apagar el fuego. Se subieron a los techos y, con baldes y mangueras, empezaron a tirar agua para contener las llamas”, cuenta la Vera que, después de abandonar su casa con lo puesto, fue a refugiarse a lo de su hija Ailén, que también vive en el barrio.

De Florencio Varela, Marta Vega llegó a Villa Azul hace tres años apremiada por su situación económica. “Ya no me alcanzaba para pagar el alquiler de $15.000 en Varela”, sostiene. Mamá de cuatro hijos (Agustín, de 22; Ailén, de 17; Tomás, de 16 y Liam Thiago, de 9), actualmente está terminando el secundario y, además, trabaja en una Cooperativa llamada “Hacemos Futuro”. Al día siguiente del incendio, todavía con el olor a quemado impregnado en la nariz y en el cuerpo, Marta juntó fuerzas y regresó a su casa.

“¿Dónde están mis juguetes?”, fue lo primero que preguntó Liam Thiago, mientras buscaba entre los escombros y los muñecos de los Power Rangers y de Max Steel. En ese momento, dice Marta, sintió mucha impotencia. “No sabía cómo disimular la angustia. No quería que mi hijo me viera llorar, así que traté de distraerlo. Recordé que en lo de Ailén había un par de fotocopias con deberes que le había mandado la maestra y le insistí para que se pusiera a hacer la tarea”, se sincera.

Liam Thiago tiene 9 años y es hincha de River Plate. Actualmente, cursa el cuarto grado en el Escuela Nº31 de Quilmes. La semana pasada, cuenta su mamá, juró la Bandera por WhatsApp“Le hice una banda celeste y blanca y un cartelito que decía: ‘Sí prometo’. Después le saqué una foto y se la mandé a la profesora”, cuenta Marta.

En sus ratos libres, Liam Thiago practica patinaje artístico y se entretiene dibujando. ¿Si es buen alumno? “Le encanta ir al colegio y le encanta estudiar: es super inteligente. Cuando sea grande quiere ser Chef: adora cocinar”, asegura su mamá. Hace una pausa y agrega: “A todos mis hijos les inculqué la importancia del estudio. Desde muy chicos saben que sin el secundario completo no se llega a ningún lado”.

El martes 16, cuando su hijo menor hacía su tarea en sentado en una mesa (“Que debería ser de algún vecino”) Marta se puso a recorrer lo que quedó de su casa, que tenía dos habitaciones, una cocina comedor y un baño.

Mientras caminaba por los escombros, la mujer de 37 años sintió que su vida se había derrumbado. “Pensaba: ‘Tanto sacrificio para perder todo de la noche a la mañana’. Lo peor es que no pude rescatar absolutamente nada. Lo poco que quedó está mojado o quemado”, dice.

Tras el incendio, Marta y sus dos hijos están viviendo en el Jardín Maternal de Villa Azul. “La mayor parte del día la pasamos en la casa de mi hija Ailén. Al jardín solo vamos a dormir”, dice la mujer que, desde el lunes 15 de junio, no deja de sorprenderse con la solidaridad de sus vecinos. “Me hicieron llegar ropa para los chicos, zapatillas, frazadas. También me consiguieron camas y colchones. Se movieron muy rápido y siempre ofrecieron ayuda, tanto a mí como a las otras dos familias”, dice.

-Marta, ¿cómo se sigue adelante después de esto?

-No lo sé. Mis hijos están bien y eso es lo importante. Tendré que empezar desde cero. Por el momento, estoy esperando que desde el Municipio de Quilmes y la secretaría de Desarrollo Social me den una respuesta. Ellos se acercaron y prometieron entregarnos materiales para que podamos construir una casa nueva.

En Comunicación con Infobaeel Municipio de Quilmes sostuvo que están pendientes de la situación de Marta Vega, así como de las otras dos familias (Los Benítez y Los Ramírez) a las que se les incendiaron las casas. “Desde el primer día les entregamos colchones, sábanas, frazadas, almohadas, camas cucheta, alimentos, verduras y frutas, agua, artículos de limpieza y juguetes para que los niños pudieran transitar este momento con un poco más de ánimo”, explicaron.

Además, agregaron que desde el área de Vivienda y Hábitat del municipio, el Ministerio de Desarrollo Social y el Organismo Provincial de Integración Social y Urbana (OPISU) están trabajando para entregarles lo antes posible todos los materiales que necesitan para reconstruir sus casas.

LA VILLA AZUL Y EL COVID-19

Tras un importante brote de coronavirus y el fallecimiento de dos de sus habitantes, desde el lunes 8 de junio, el barrio popular que se extiende entre Avellaneda y, mayormente, Quilmes, cumple con un “aislamiento focalizado”. Vallado y con accesos custodiados por personal policial, Villa Azul transita el confinamiento, bajo un estricto protocolo que armó el Comité Operativo de Emergencia.

Como en las últimas jornadas los casos positivos diarios “descendieron”, el COE decidió flexibilizar la circulación dentro del asentamiento y hacia afuera bajo las mismas normas vigentes del aislamiento social preventivo obligatorio que rige para el resto de la Provincia. Es decir: solo pueden ingresar y salir de la Villa Azul quienes sean trabajadores esenciales, aunque siempre siguiendo un control sanitario y de seguridad.

Por suerte tenemos agua y barbijos. Después del incendio los enfermeros de la salita se acercaron varias veces para preguntarnos cómo estábamos. Entre tanta pérdida es bueno saber que todavía hay gente que se preocupa por nosotros”, cierra Marta.

El sábado por la mañana, dos días antes del trágico incendio, la Intendenta Mayra Mendoza encabezó un operativo de numeración de sectores y de casas de Villa Azul, cuyo objetivo fue dar el paso inicial para que los vecinos y vecinos del barrio puedan tener una dirección concreta, lo que les ayudará para cumplimentar su documentación y acceso a servicios y, también, para que le sirva a la Comuna como insumo para el censo que se va a realizar en el lugar dentro de dos semanas.

*Marta Vega perdió todo lo que tenía. Para colaborar con ella y su familia se le puede hacer una transferencia bancaria a su Caja de Ahorro. Su CBU es: 0110091430009106972647. Su teléfono: 11.4026.602

Fuente: Infobae.