Jorge Calzoni: “Soy un lector compulsivo”

Como era de previsible, Calzoni, nos atiende con cordialidad y buena disposición. Siendo la primera de las diez entrevistas pautadas, en esta nos ocupamos de su vida personal y profesional. En no pocas ocasiones sus opiniones suelen transitar la filosofía política. Dice, por ejemplo: “La derecha y la izquierda suelen ser dogmáticas. Uno lee un libro y tiene que hacer lo que el libro dice. En lo doctrinario, se construye la realidad y luego se le da el marco teórico.”. 

Por H. Gurvit

Dueño de una oratoria fluida, muestra su entrega en cada respuesta. No hay tema o cuestión que no la aborde con capacidad y, al mismo tiempo, con humildad y sin fisuras. Nos acompaña con corbata y camisa blanca. Es un hombre creativo, lúcido, rector de la Universidad Nacional de Avellaneda siendo primer egresado universitario en su familia. Ha sido Secretario de Cultura y Extensión Universitaria de la Universidad Tecnológica Nacional Facultad Regional Avellaneda, Presidente del Consejo Interuniversitario Nacional desde 31 marzo del 2015 hasta abril de 2016 y presidente de ACUMAR desde diciembre de 2013 a mediados de 2015. 

¿Quién sos? ¿Sos nacido y criado en Avellaneda? ¿Cuáles son tus orígenes?

Nací, como Fito Páez, en el 63. En la Maternidad Sardá, como se acostumbraba en aquellos tiempos. Vivía en Lanús, con mis viejos y después nos mudamos a Avellaneda, a Villa Domínico. Todavía, una buena parte de mi familia vive allí. Conozco mas de Avellaneda que de Lanús. Siento como que Avellaneda es el lugar que me adopta. Hace 21 años que vivo en Sarandí y 15 en Villa Domínico. Estudié en la UTN que está en Domínico. Con los compañeros nos reuníamos en la Plaza Alsina, haciendo las cosas que hacen los pibes.

¿Cómo fue que ingresaste en el mundo de la política? ¿Cómo comienza tu militancia?

Ingreso en el secundario con la dictadura. Comencé por el año ’81 u ‘82. Al padre de un compañero lo llevan preso. Desde ese lugar comienzo a militar. En mi familia no había militantes políticos, pero eran peronistas, peronistas de corazón. La primera movilización en la que participé fue la del 30 de marzo del ‘82, fui solo. Eran las resistencias que existían, por un lado, las madres y las abuelas y por el otro Saúl Ubaldini con algunos gremios. A los pocos días fue la toma de Malvinas. Yo soy de una generación anterior a la de Malvinas. No hice el servicio militar por número bajo. La cosa era muy contradictoria. Habíamos estado unos días atrás en contra de la dictadura y a los pocos días se toman las Malvinas. Empecé en Lanús con una agrupación que se había armado en la que lo proponen a mi padrino como secretario general. Él no aceptó y me proponen a mí. La discusión en aquellos años eran los DDHH, indultos sí, indultos no. Entonces viene Menem con los indultos y me decepcioné un poco y abandoné la militancia, por un tiempo. 

En el ‘84 ingreso a la Universidad y comienzo a militar en el Centro de Estudiantes. Nosotros éramos muy pocos, perdíamos todas las elecciones, pero estaba esa necesidad de participar. Íbamos a los barrios, hacíamos militancia territorial. Desde ese momento nunca dejé de hacerlo. Comencé a leer, soy un lector compulsivo. Leo un promedio de 20 libros por año. Trosky, “La revolución permanente”, Marx, Perón. Perón era el que me resultaba más fácil.

¿Qué hace que alguien, en este caso vos, se haga peronista?

Recuerdo. Veníamos caminando y había una movilización. Que voceaban: “no a la deuda externa”, “no a los indultos” y otras consignas. Una señora me ofrece agua y me invita a la casa.  Allí veo una máquina de coser y las fotos de Perón y Evita y me dice: “estos son los que hicieron algo por el pueblo”. Dice el Papa, que la realidad supera a la idea. El primer libro que leí fue “la fuerza es el derecho de las bestias”. Ese libro me abrió la cabeza. Es el primer libro que escribe Perón después del golpe del ‘55. Y el peronismo representaba en la Argentina lo que yo deseaba. A sus banderas, se le suma un aporte que hace el kirchnerismo, que es la política de DDHH. 

¿Cómo fue tu paso de la militancia a lo público?

El primer cargo se da cuando en el ‘91 gana la intendencia Cacho Álvarez. A quienes estábamos en la militancia nos ofrecen participar en la gestión. Herminio Iglesias había perdido frente a Cacho Álvarez. Arranqué como director de Obras Sanitarias. Y me tocó asumir con 28 años. Fue un aprendizaje enorme y muchas horas de trabajo. Teníamos vocación, mística, utopías. Luego pasé a la Secretaría de Obras y Servicios Públicos. Hicimos mucha obra: cloacas, pavimentos, que potenció la vocación por lo político. Yo me recibí de Maestro Mayor de Obras. Y después está mi vocación por lo educativo. Y hay un marco ideológico y una construcción política que me permitió vincularme con la gestión.

¿Quiénes serían tus referentes en el ámbito de la política?

Yo admiro mucho a todos los compañeros y compañeras con quienes construimos juntos los espacios. Después, la gente fue tomando distintos caminos. No creo en las individualidades. La ideología es un conjunto de ideas que ponen objetivos que se van construyendo. Hay avances y retrocesos. Hay quienes han influenciado en mi desde la gestión, otros en lo ideológico. Las cosas han cambiado, hay temas que estaban en la agenda 30 años atrás y ahora no lo están. El género, lo ambiental, por ejemplo. Estamos en una situación política que requiere nuevos liderazgos. Lo ideológico puede ser doctrinario o puede ser dogmático. La derecha y la izquierda suelen ser dogmáticas. Uno lee un libro y tiene que hacer lo que dice el libro. En lo doctrinario se construye la realidad y luego se le da el marco teórico. En ese sentido, lo doctrinario, la derecha lo ha logrado, el neo liberalismo lo ha logrado. Voy a dar un ejemplo: a mitad del siglo XX cuando nace el peronismo lo nacional era de derecha, y lo internacional era de izquierda. Hoy lo internacional es de derecha y lo nacional es de izquierda. Aparece el concepto de justicia social. El peronismo no se corrió, lo que se corrió es el mundo. Ya no existe el mundo bipolar, sino que el mundo está globalizado y se ha ido a la derecha. Las referencias no tienen que ser personas. Cuando citamos a una persona, en realidad, lo hacemos en referencia a una idea. Hoy, por ejemplo, los medios de comunicación requieren un análisis bien gramsciano, de cómo ganaron hegemonía. El liberalismo no fue siempre igual. Alberdi, por ejemplo, era un liberal con otro significado. Gran parte de lo que estamos discutiendo está en la Constitución del ‘49. Pero en el ‘55 volvimos a una constitución de cien años atrás. Y recién en 1994 elaboramos una constitución con un panorama internacional muy distinto. Con la caída del Muro de Berlín, con el fin de la historia.

Tenés un título de Especialista en Gestión de la Educación Superior y Magíster en Gestión de la Educación Superior. ¿De dónde surge tu inclinación a la docencia?

La educación es una vocación. Nace en mi desde muy chico. Cuando me llamaron para trabajar en la gestión sentí que tenía que capacitarme. El postgrado lo terminamos dos. 

¿Das alguna materia en la UNDAV?

Si, ad honorem. Mi cátedra histórica es Proyecto Final en la UTN. En la UNDAV doy alguna que otra clase en Trabajo Social Comunitario. A veces doy algunas clases en el colegio secundario. Creo que la clase tiene que estar referenciada en el estudiante. Una cosa es la docencia y otra la gestión. Hay excelentes docentes que después gestionan horrible y muy buenos gestores que son espantosos dando clases.

De todas las actividades que realizaste o realizás ¿En cuáles de ellas te sentiste más cómodo, en la docencia, en la gestión?

Yo tengo la suerte de poder hacer cosas que me gustan. Tengo un proyecto estratégico que también se esta construyendo para la universidad para 30 años. No hago lo más conveniente, hago lo mejor para lo que viene. En la política me pasa lo mismo. La vida es una deconstrucción permanente. Y un equilibrio entre lo que uno va avanzando tratando de no quedarte solo. El vanguardismo termina siendo sectario. Hay una tensión en eso. En la política pasa todo el tiempo. Como dijo Kirchner la verdad es relativa, no hay verdades absolutas. Néstor viene del concepto de síntesis política, en donde todos ponemos algo y todos perdemos algo. El tema es la dirección. 

¿Te sentís satisfecho con tu trayectoria? ¿Qué ratificarías como importantes y en cuales, hoy, harías otra cosa?

Eso nos pasa a todos, cuando miramos para atrás te decís que eso lo haría distinto, pero ya está, ya pasó. Uno aprende de los errores. Hay errores de los que no tenés vuelta a atrás. Estoy contento con lo que logré. Yo fui el primer universitario de mi familia. Pero no necesariamente todos tienen que estudiar. Lo hice siempre trabajando y estudiando. No creo en los que dicen que no pueden estudiar porque tienen que trabajar y no les queda tiempo. Hay un 65% de chicos que viven en la pobreza, entonces no tengo derecho a quejarme. Vamos a generar una sociedad mucho mejor cuando cada uno asuma el compromiso de construir una sociedad mucho mejor. Lo que no nos puede pasar es perder esa utopía de luchar por una sociedad mejor.  

¿Lees novelas?

Sí. En este momento estoy leyendo “La condición humana” de André Malraux. Me gustan mucho los libros viejos que tienen olor a libro viejo. La literatura me abre mucho la cabeza. Terminé de leer el libro de Saborido “Una historia del conurbano”. Es un cable a tierra.

¿De qué trata tu libro Polaroids Institucionales?

Es una compilación de notas editoriales de los periódicos. Es como una bitácora de cosas que fueron pasando en estos últimos dos años. Todos los artículos tienen un grado de actualidad y una lógica y están bien hechos.

En el diario de hoy aparece una encuesta que hace Santiago Giorgetta, de Proyección Consultora que da unos datos interesantes: para el país, le dan al FDT un 41,5% y para Juntos por el Cambio un 32,1%. También dan porcentajes de imagen de políticos en la Provincia de Buenos Aires. Alberto Fernández tiene 46.6% de imagen positiva y un 43.7% negativa, Cristina tiene un 41% positiva y 50% negativa, Kicillof tiene 43.4% positiva y 43.3% negativa, Macri 62.5% negativa 25.7% positiva y Larreta, en provincia, 43.3% de imagen positiva y 41.5% de imagen negativa ¿Cómo ves este panorama para las elecciones que se vienen?

Las encuestas son muy dinámicas. No siempre la imagen después se traduce en intención de votos. En el 2001 implosionó el sistema de partidos y pasamos a un esquema de frentes. Ahora se va a un esquema de coaliciones. Se da por la presencia de muchos partidos, de una atomización de la representación política. Frentes que se unen con otros frentes. Hay una polarización que se da mas alrededor de personas que de partidos. La derecha logra ganar las elecciones del 2015 en parte por errores propios, y en ese sentido tomo a Jaureche: “cuando se está mal se vota bien y cuando se esta bien se vota mal”. Aparecen fenómenos como el de Bolsonaro en Brasil y aquí se adoptan esas posturas. O Trump que rompe con el bipartidismo, que representa a algunos sectores que no estaban en la discusión política, que no estaba instalada en los EEUU y con récord en la cantidad de votos emitidos. Con Macri tuvimos retrocesos que se están pagando. La población tiene que saber esto, porque si no aprendemos después te aparecen personajes como Espert, que te dicen que el mercado regula todo, la educación tiene que ser paga y cosas de ese estilo. No lo dicen porque nadie los votaría, pero están insinuando eso. Fue cayendo la imagen de Alberto, pero hay que tener en cuenta la pandemia. Siempre la pagan los pobres, otros no solo no pagan, sino que ponen obstáculos. 

¿Por qué razones suponés que Larreta tenga, en la Provincia de Buenos Aires, esos porcentajes de imagen positiva?

Para mi es el voto antiperonista y antikirchnerista, que tiene un piso que ronda el 30% mas o menos. Una buena imagen de gestión mayor incluso a la que tenía Macri. Y factores como los medios de comunicación. Un ejemplo: la política sanitaria en la Provincia de Buenos Aires está muy bien ejecutada y en la Ciudad de Buenos Aires muy mal, sin embargo, en imagen está mejor Larreta que Kicillof en la Provincia y Alberto en Nación. Las coaliciones requieren de un ejercicio político y, en ese sentido, tienen que reflexionar en cuanto a que un proyecto Nacional y Popular es heterogéneo y requiere de paciencia, de tratar de abrazar a todos y todas.

El intendente Alejo Chornobroff entregó 90 móviles policiales para el patrullase de la ciudad. ¿Qué reflexión te merece?

El tema de seguridad no es solo un tema de recursos. Me parece bien, también la policía local, pero los problemas estructurales requieren soluciones estructurales, dijo Kicillof. La seguridad requiere soluciones estructurales, pero en el mientras tanto hay que hacer algo. Lo que está pasando es que le roban a los más pobres. Una compañera que viene de Villa Tranquila tiene que tomar un remis, porque cuando viene en colectivo le roban. Esto no es solo de Avellaneda. Si vos ponés más policía y el policía está en una esquina mirando el celular, a la gente la enoja más. Nosotros proponemos recuperar los Consejos de Seguridad Vecinal, articulando con la provincia. Los vecinos saben dónde roban, quienes roban. Esta gestión cree que la educación se resuelve haciendo una escuela y la salud se resuelve haciendo nuevas unidades sanitarias y la seguridad comprando patrulleros. Las cosas se resuelven con la gente. Con los docentes, no con el edificio, con los médicos, con la comunidad. Construyendo con la comunidad. Allí está la clave para ir resolviendo los problemas. Cuando la soberbia te gana y pensás que te la sabés todas, entonces vienen los problemas.

¿Cómo ves la Universidad de Avellaneda dentro del territorio?

La veo bien. Logramos una inserción internacional inédita. Nosotros generamos pensamiento crítico, después cada uno tiene su mirada, su ideología. Seres pensantes que tienen que interpelar a la sociedad. Para transformarla. No son seres obedientes. Estoy orgulloso. Las elecciones, el año pasado no la pudimos hacer. Los departamentos, los claustros tienen que actuar democráticamente, con sus miradas de cara al futuro.

¿Cuántas reelecciones tuviste?

Dos. Cambié la lógica del rectorado. De muy centralizado al principio, menos hoy y distinto en el futuro. Me gustaría cumplir otro rol. 

¿Cuál es el rol que te imaginás?

En la docencia seguro, trabajando en investigación en las áreas que están destinadas a la política. Pero me imagino haciendo política, interviniendo en el territorio. Yo debo decir, con mucho dolor, que nuestro municipio, a diferencia de otros, ha sido totalmente ajeno a la universidad, y vistos los resultados, no le ha ido bien. Cuando uno intenta imponer su voluntad al otro, no hay diálogo, ni siquiera consenso. En la democracia siempre hay tensiones. Lo que no puede haber son imposiciones.