“No se puede contar a los estudiantes como si fueran vacas”

Ante la estigmatización de que muy pocos de los que ingresan, egresan, el rector de la UNDAV entiende que, pasar por la universidad genera, por su naturaleza, “capital cultural”. “Nosotros queremos que se reciban todos”, afirma. El ingreso se ha masificado, no sólo en la Argentina, sino en el resto del mundo. Faltan resolver, todavía, temas del secundario. De cada cien que ingresan, egresan el 70 o el 75%, y es obligatorio. El mundo hoy exige una actualización permanente.

Por Hector Gurvit

¿Cómo ves a la UNDAV hoy?

La veo bien, complicada como todas las instituciones con un grado de incertidumbre importante. Estamos haciendo lo que se puede. Las clases son virtuales y, las prácticas, esperamos que sean presenciales, como lo habíamos previsto. Ahora, con la segunda ola, veremos si podemos. Comparativamente estamos en las mismas condiciones que el final del año pasado. Hoy hicimos una nueva colación de grado, la tercera parte de esta décimo segunda. Hoy le tocó a Periodismo, a Diseño y algunas carreras virtuales. Lo ideal era haberla hecho de manera presencial, pero no se pudo. Creo que va a haber algunas restricciones mayores, porque la situación está difícil. Si bien se está vacunando y hay un ritmo nuevo en ese sentido, me parece que vamos a tener que aceptar las medidas que disponga el gobierno nacional y el provincial.

¿Cómo ves posicionada a la UNDAV respecto de otras universidades nacionales?

No creo en la competencia entre las universidades. Recuerdo que Rubén Hallú, que era rector de la UBA, me llevó a un encuentro donde discutían el sistema de los rankings. Yo no sabía bien como se elaboraban.  Él estaba en desacuerdo y la mayoría de las latinoamericanas estaba en desacuerdo. Si se analizan los rankings vas a ver que primero están los institutos. ¿Por qué? Porque tienen una sola carrera. Las universidades tienen muchas. Si tenés una sola, y bien acotada, toda la investigación está ahí. Los rankings tienen que ver con las investigaciones. El ranking termina siendo un negocio. Hay un documental que se llama “Fraude Universitario” donde se muestran las cosas que hacían en EEUU las familias para que sus hijos estudien en las de mayor ranking. Esto no sucede en las nuestras. Hay algunas que tienen 400 años, todas de calidad. Y también están las más jóvenes, que han venido a aportarle al sistema su impronta. Nos hemos integrado bien, tanto en las relaciones internacionales de América Latina y el Caribe como en el sistema nacional, tanto pública como privada. La primera investigación la hicimos nosotros con la UAI (Universidad Abierta Interamericana). Y esto habla de cómo evitar ciertos prejuicios o estigmas.

¿Cómo está el tema de los ingresantes? ¿aumenta, se mantiene constante o disminuye?

Se mantiene constante, con las políticas que hemos aplicado en estos dos últimos años. Lanzamos el programa volver a la universidad que permitió recuperar a muchos estudiantes que habían dejado. Lo más importante es poder sostener la regularidad. Tiene que ver con la situación social, la situación económica, la laboral. También hay un factor académico. 

Entre el ingreso a la universidad y el abandono ¿Qué se puede decir de aquellas estadísticas estigmatizantes que dicen: “entran tantos y se reciben muchos menos”?

No se puede contar a los estudiantes como si fueran vacas. Pasar por la universidad ya te genera un “capital cultural” que no lo tiene aquel que no pasó por la universidad. Nosotros queremos que se reciban todos. Sin embargo, se ha masificado el ingreso, no solo en la Argentina sino en el resto del mundo. Todavía faltan resolver temas del secundario. De cada 100 que ingresan egresan el 70 o 75% y es obligatorio. Hay problemas estructurales sin echar culpas a nadie. Debería haber una política integradora de los distintos niveles desde los primeros años hasta la universidad. Porque el mundo hoy te exige una actualización permanente. Pasar por la universidad ya de por si es bueno. El ideal es que quien ingresa, egrese. Sin embargo, los indicadores han mejorado sobre todo en las carreras más duras. Sucede que en algunos casos acceden al mercado laboral y abandonan. Luego eso no alcanza y vuelven para obtener el título.

¿Por qué se cambió el régimen de ingreso?

Siempre lo vamos revisando. Teníamos hasta el 2015 un régimen de ingreso que daba una cobertura absoluta, con tutorías, docentes que acompañaban, pero que no pudimos sostener, porque no se pudo financiar. Sobre todo, por el cambio de gobierno (macrismo) y nuevo ministro de educación. Lo que hicimos es tomar la decisión de no echarlos, reinsertarlos dentro de los talleres, evitando los despidos, que otros hubieran hecho. Nuestro ingreso fue elaborado con los distintos actores. Fue mutando, fue cambiando, no solo por la situación económica sino también para corregir aspectos académicos. Los talleres, a los que antes los estudiantes no asistían, ahora son obligatorios. 

Las carreras tienen improntas diferentes, particulares ¿Cuáles serían esos aspectos? ¿Cuál es la disciplina preponderante? ¿Cuál es a la que le das más importancia?

Todas tienen singularidades. No hay una carrera más importante que otra.  No es lo mismo un texto para alguien que estudia Ingeniería que si estudia Gestión Cultural. El vocabulario es distinto. Pero también hay cruces. Un ejemplo concreto es el Trabajo Social Comunitario. De cada disciplina hay un aporte distinto.

¿Cuál es tu sensación, qué sentís en los actos de colación? ¿Cómo describirías tus emociones?

Es el que más disfruto. Es una celebración. En los virtuales me asiste la misma emoción. Lo que pasa que en los presenciales está el abrazo, la foto, la charla previa, la charla posterior. Cuando termina la ceremonia, empiezan a aparecer los distintos sentimientos. Es para toda la vida. Uno nunca se olvida de donde egresó. Tiene una connotación que excede el estudio, es el compartir, es el aula y es el pasillo. Cuando pasa el tiempo, y te encontrás con compañeros que estuvieron en la misma universidad, hay como una comunión. Y entonces, me visto con la mejor pilcha.

¿De qué depende ser abanderado, tener una mención de honor, ser el egresado orador?

Depende de los promedios. También se evalúa si tuvo aplazos, cuánto tardó en recibirse. Hay una formula establecida con esos parámetros. Lo hace la secretaría académica. 

¿Qué papel jugaron los estudiantes y egresados de enfermería en la pandemia, y luego en los planes de vacunación?

No solo los de Rnfermería. También los de Diseño que aportaron en el desarrollo de insumos. Y egresados participando en seguimiento de geriátricos. En el caso de Enfermería trabajamos con el Centro de Telemedicina. Y el hecho importante, en enfermería, es que todos las graduadas y graduados, sobre todo las graduadas, la mayoría, están trabajando. 

¿Puede ser que haya estudiantes que ya tienen trabajo y entonces dejan la carrera sin recibirse?

Sí, existe, pero eso después es un problema, porque en algún momento, le piden el título. También sucede en Ingeniería. 

Explicame cómo es la cursada por el sistema de créditos y cómo se clasifican las materias

Antes era así: la materia A tenía dos horas, la materia B tenía tres horas, la materia C tenía cinco horas y seis materias por cuatrimestre. Ahora, la flexibilidad curricular es que en lugar de horas hay créditos. Un docente da una materia en dos horas, pero un estudiante puede necesitar tres. Una tecnicatura son 180 créditos, una licenciatura 240 créditos. El estudiante puede cursar algunas materias obligatorias, algunas materias selectivas y algunas materias optativas. Las selectivas las hacés dentro de la universidad y las optativas las podés hacer en otras universidades. Da la posibilidad de que el estudiante pueda armar su propio trayecto. Y darle a esa carrera una orientación de acuerdo a las materias que cursa. La diferencia mas importante es que está hecha en base al estudiante. Valora mas el esfuerzo de quien estudia que el esfuerzo de quien ensaña. 

¿Cómo es eso de que se pueden hacer materias en otras universidades?

Lo trata la Secretaría Académica, que te garantiza que los contenidos sean los mismos y entonces te la acredite. Nosotros tuvimos el último año 130 intercambios con Quilmes y con Jaureche. 

¿Cuál es la expectativa de crecimiento de la UNDAV? y ¿Cómo se resuelve la cuestión edilicia?

Tenemos un problema de aulas y se agudizó. Estamos trabajando con el Ministerio de Educación y el Ministerio de Obras Públicas. En muchos lugares los municipios han colaborado. Por ejemplo, en José C. Paz le están haciendo un edificio nuevo para dejarlo a disposición de la universidad. Nosotros, al principio, tuvimos mucha colaboración, pero desde hace unos tres años que no la tenemos. Si hoy tuviéramos que volver, tendríamos muchísimas dificultades. 

¿Cómo se hace para que los egresados tengan conciencia social, que sean solidarios? 

Nosotros creemos que lo hacemos con Trabajo Social Comunitario, que es una herramienta para generar conciencia social y es transversal a todas las carreras. El graduado no es un hecho individual. Es producto de una educación pública, de la gratuidad, de derechos. 

¿Están conformes, cuál sería el balance?

Yo creo que sí. Creo que se respeta y se valora. Cada vez que viene una administración neoliberal hay una reacción del sistema educativo. Un ejemplo es cuando López Murphy dijo que el presupuesto para las universidades era excesivo; tuvo que renunciar a los cuatro días. El grado de movilización de los claustros universitarios es valorado en toda Latinoamérica y el Caribe. Ya lo fue en la reforma del 18. Con Trabajo Social Comunitario hemos dado un paso mas con respecto a lo territorial.

¿Qué cambios hubo en “Avellaneda Ciudad” a partir de la existencia de la UNDAV?

Cambios profundos. En España no pasaba un solo colectivo. Era una zona desolada. Ahora, en pandemia, ha decaído nuevamente. Algunos negocios cerraron porque vivían de la Universidad. Lo mismo pasa en Piñeiro. También cambió la calle Palaá. No fue por la universidad, pero antes los chicos se iban a la Capital y ahora paran allí. Hay cervecerías. El centro de Avellaneda siempre estuvo desolado.  Cuando nosotros participábamos de la parte de atrás del edificio de España, siempre había actividades. Desde que se hizo cargo la municipalidad, prácticamente no las hay. Tampoco es una función que les es propia. Cuánto más gente transita, hay mayor seguridad. La universidad genera vida social. 

Contanos un poco sobre la escuela secundaria. Sus planes de estudio, su orientación, cuántos alumnos tiene, dónde funciona.

La escuela nace a partir de un proyecto de Alberto Sileoni y Jimmy Persic de escuelas técnicas en barrios vulnerables. Nace en Isla Maciel como un proyecto tripartito entre el Municipio, nosotros como la parte académica y el Ministerio de Educación, que financiaba. Funcionó en un principio en la Isla Maciel y luego lo trasladaron a Villa Azul. Entonces los chicos de Isla Maciel dejaron de ir. No hay transporte público y para colmo vino el macrismo y dejaron de financiarla. El título es de Maestro Mayor de Obra, con un título intermedio de Auxiliar de Construcción. Y, justamente hoy, comenzamos una tecnicatura en alimentos. Es una escuela nueva, tiene ocho años, comen en la escuela y desayunan. Son chicos que no estaban escolarizados. Amo el proyecto de la escuela de Villa Azul. Cuando dicen que la educación es capaz de cambiar vidas nosotros allí lo podemos ver de forma palpable. Hay oficios con salida laboral. 

¿Cuál es la relación que tiene la universidad con los gremios?

Es buena. Tenemos a ADUNA (Asociación de Docentes de la Universidad de Avellaneda) y hay varias federaciones: CONADU, CONADU histórica, FEDUN (Federación de Docentes de las Universidades) y otras. Está muy fragmentado el sistema de representación. Los gremios tienen una participación activa y son siempre consultados.

¿Los consejos académicos se siguen reuniendo?

Sí, nunca dejamos de reunirnos. Tenemos diez reuniones por año de consejo superior que es un numero muy alto. También los consejos departamentales. 

¿Qué va a pasar en aquellas materias donde sigue creciendo el número de alumnos y hay un solo docente?

Lo estamos viendo. Una dedicación simple de un docente son diez horas. Si das clases dos horas, quedan seis. Con lo cual se podría estar dando tres cursos de dos horas. Hay de muy pocos alumnos con una cantidad alta de docentes y al revés. muy grandes en cantidad, con pocos docentes. La más fácil sería poner más docentes.

¿Qué opinás sobre los docentes ad honorem? 

No me gustan los docentes ad honorem. Eso tuvo sentido en los primeros tiempos; cuando un ad honorem funcionaba bien se lo incorporaba, pero ahora terminan siendo cargos encubiertos y no deja de ser un empleado en negro. No me cierra esa condición.

¿Qué pasó con la sede para la Licenciatura en Ciencias Ambientales que luego fue destinada a otras actividades?

Ese edificio fue cedido por el intendente Ferraresi y por la presidenta en aquel momento, Cristina Fernández de Kirchner. Iba a ser destinado a ambiente y turismo. Todo el proyecto incluía un vínculo con La Boca, con el transbordador, con el Camino de Sirga, con un museo que iba a funcionar allí. Unilateralmente de un día para otro, sin decirnos nada, sin ni siquiera tener el decoro de informar dieron de baja el convenio entre gallos y medianoche y lo destinaron a un juzgado correccional. Un verdadero disparate. No le ayuda a la justicia, porque se podría haber puesto en cualquier otro lugar, ese sitio está condenado a no crecer nunca. El lugar está abandonado. De otro modo, si estuviera la universidad, la cantidad de pibes que circulan por allí le daría vida. Cuando van por día cinco, diez abogados, qué puede cambiar, nada. Nosotros seguimos insistiendo en la justicia. Fue una estafa a la comunidad universitaria. Alguien tiene que pagar las consecuencias. Y la tiene que pagar quien toma decisiones unilaterales en contra, no de un rector, sino de toda la comunidad. Yo creo en la palabra, pero evidentemente algunos cambian. Fue una decisión unilateral del ex intendente de Avellaneda. Era un convenio entre el Municipio y ACUMAR. Y el presidente de ACUMAR hace lo que dice el intendente. Esto fue estando Zabbatella como presidente. Fue hace un año, con el gobierno de Fernández. Hay que mejorar la calidad democrática en nuestro país. Lo que se necesita es que el municipio considere a la universidad y la respete. El nuestro parece una casa tomada donde hacen lo que quieren. Esto tiene que ver con la incapacidad de debatir. El intendente actual, Alejo Chornobroff, no toma decisiones, porque es un representante del anterior.  Todos sus representantes tienen miedo de hablar con nosotros. Pero es la gestión que tenemos. 

¿Qué se gana con las relaciones tanto nacionales e internacionales? ¿Dónde estaría el beneficio de la vinculación?

Formamos parte de la UDUAL (Unión de Universidades de América Latina y el Caribe). El beneficio es el de poder estar en el debate público en materia nacional e internacional sobre las universidades.