Mariel Fernández habla por primera vez de sus prácticas religiosas. Su devoción por el pesebre, la Virgen de Guadalupe, y al Papa Francisco lo define como “compañero”.
Por Lucas Schaerer
Toma tereré. Es una tarde calurosa de diciembre. A poco de terminar el año. Estamos al aire libre. En el patio del Teatro Roma. “Estoy agotadísima”, lo primero que larga Mariel Fernández. Es la primera intendenta de Moreno y nacida en un barrio popular, como San Norberto, de la localidad morense de Cuartel V. Mujer y pobre se suma su profunda religiosidad popular.
Para este diálogo buscamos salir de la agenda de lo material. Mariel acepta para este fin de año volver a la vida trascendental, algo desconocido de la jefa política del distrito más empobrecido del conurbano bonaerense.
La primera vez que la vi a la intendenta estaba frente a la Basílica de la Virgen de Luján. El Movimiento Evita se había concentrado el pasado 13 de marzo de 2021 a rezar los ocho años de Jorge Mario Bergoglio convertido en el Papa Francisco.
La vuelvo a ver a Fernández con la instalación de pesebres, en el centro de Moreno como en el barrio Villa Trujuy, y en la multitudinaria celebración del 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe, la virgen morena, patrona de América Latina y del obispado Merlo-Moreno.
El territorio, el barrio, la llevan a la fe católica. En esa época “un momento de mucha organización desde la iglesia y a la vez del peronismo. Se armaban los Consejos de la Comunidad para lograr mejoras y la construcción de capillas en los barrios a través de rifas o peñas. Mi mamá participaba de ambos espacios y bueno de muy chica participada”.
El amor a Dios y la Virgen llega por una vieja vecina. Doña Isabel. Ella, ya fallecida, había construido una ermita, en la vereda, en honor a la Virgen de Lourdes. Doña Isabel estaba muy preocupada por un hijo privado de la libertad entonces promete sacar un árbol y allí poner a la Virgen. Como en ese momento no había capilla todo se hacía en la ermita de Doña Isabel, junto a la casa de los padres de Mariel. Eran muy amigas, sin importar las diferencias de edad. Se adoraban mutuamente. Una abuelita putativa que siempre estaba con las estampitas, los santos, organizando bautismos, comuniones y recaudando para la futura capilla.
Asimismo, en Cuartel V había unas monjas irlandesas, “las gringas”, que hacían un programa de radio, para la catequesis, la comunión y “lo grabamos en casa”, recuerda Mariel quien es convocada como catequista, con tan sólo diez años. “Había una gran catequesis. Era muy masiva. Se juntaban los sábados en una escuela y llegaban pibes de todos lados. Había dos celebraciones muy importantes: El pesebre viviente, con la música de la Misa Criolla, y para las pascuas, la crucifixión de Jesús”.
“Las monjas y los sacerdotes no eran dulces con uno, más bien exigentes. Por ejemplo, el Padre Sergio (por Gómez Tey) era divertido en la misa”, son las impresiones que quedaron en la intendenta de la infancia y adolescencia.
Esas amistades del barrio San Norberto, en Cuartel V, y en la práctica de la fe hoy continúan en la política. No dividieron fe y lucha. Porque la vida para ellas no está dividida entre lo que se pide, suplica, clama con los proyectos y las obras concretas para un buen vivir de sus familias, sus barrios, sus comunidades.
“Muchas de mis compañeras de la iglesia son la base de nuestra gestión. Mi catequista estaba en la Subsecretaria privada y ahora es concejal. Todas mis compañeras del barrio, de esa época, hoy son quienes están en el riñón de la gestión”, reafirma Mariel sin dejar dudas que la política para un vivir bien, la construcción del cielo en la tierra, tiene una raíz espiritual.
“En todos mis discursos en esta época (por la Navidad) es no olvidarnos que estamos recibiendo al niño Dios. Siempre lo digo. Avanzó tanto lamentablemente el personaje de Papa Noel, un personaje atractivo que te trae regalos, que si preguntas a los niños o jóvenes no saben que es el niño Jesús, que nos trae mucha esperanza. Por eso lo recuerdo en los actos. Celebramos la llegada del niño Dios y que dejó al cuidado de su único hijo a una familia muy humilde, al pueblo pobre, y para mí es un mensaje lleno de esperanza, de fe, que Dios tiene esperanza en los humildes. Eso somos nosotros en la gestión”.
Volviendo al origen de su fe le pregunto por el bautismo. El primer sacramento de un católico.
“Me bautizaron en el Chaco. Soy hija de un correntino y madre entrerriana. Pero mi familia luego fue al Chaco. Mi papá quería que su mamá fuera mi madrina y un hermano mi padrino. Nosotros seguimos yendo mucho a Chaco incluso después que mi papá se murió”.
La Virgen de Guadalupe llega en un momento muy especial de Mariel. Es justo el aniversario de su casamiento de civil con Esteban “Gringo” Castro, secretario general de Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP).
Su casamiento se realizó en una escuela. No querían dejar a nadie afuera. Fue a la canasta. No tenían un peso. Estaba todo mal en el año 1997. El flamante matrimonio no quería que el dinero sea un impedimento para la celebración. Entonces organizan a la canasta. “600 personas en el casamiento. Estuvo buenísimo”.
Mariel no es chupasirio, como se llama popularmente a las personas clericales. Para ella “la iglesia católica es parte de nuestra cultura popular”.
Mirando hacia atrás la intendenta recuerda que en la década de los noventa la iglesia católica inicia una retirada de los barrios populares. “Los curas son más sectores medios. Entonces llegan los pastores evangélicos más del sector popular, cualquiera puede ser pastor, más cercanos. Sin embargo, muchos evangélicos quieren bautismos en la iglesia católica o se hacen las fotos con la virgen y la visitan en Luján”.
El ecumenismo, la interreligiosidad, en los barrios populares como en la gestión se vive como la vida viene. Sin prejuicios. Más bien aprendiendo de otras creencias en la misma acción, cuando te estas organizando para luchar contra una injusticia, por una necesidad.
Mariel profundiza el rol de la mujer en la fe y la política. Brinda una definición lapidaria: “Son mejores cuadros nuestras compañeras en La Chicharra que compañeros en una cooperativa de trabajo”, y explica ese razonamiento: “Cuando te organizas por el trabajo es solo para vos cuando vos estas a cargo de un centro cultural, comedor, jardín, estas todo el tiempo para el otro. Es el concepto del cuidado, ya sea ecológico, alimentario, educativo, salud. Las compañeras en los barrios son más comprometidas, entienden lo político con más velocidad”.
Cuando le pregunto sobre el Papa Francisco lo primero que responde es: “nos llamó poetas sociales y eso fue muy fuerte para nosotros. Mientras nos machacan que somos planeros, él todo lo contrario. Lo comprendimos muy rápido. Su mensaje del cuidado sintetiza muchas cosas”.
El calor es agobiante. El tereré se terminó. Luciana, la secretaria todo terreno y a la vez fotógrafa imprevista para este artículo, apura mi salida del patio en el teatro Roma.
Fuera de micrófono me voy con una reflexión de la jefa política de Moreno, y vicepresidenta del Partido Justicialista de toda la provincia de Buenos Aires elegida por Máximo Kirchner en ese cargo. “El libro más sabio del mundo es la biblia”.