Por los mártires católicos de la dictadura: la misa de Pepe Di Paola que unió a la CGT y UTEP

En el altar de la parroquia San Juan Bosco, en villa La Cárcova, reflexionaron sobre el terrorismo de Estado, el líder de la UTEP y el secretario de derechos humanos de la CGT. Además, se proyectó una serie sobre el obispo Ponce de León con la presencia de su familia.

Por Lucas Schaerer

Donde termina el asfalto de la calle 57, uno de los ingresos a Villa La Cárcova, en la localidad de José León Suárez partido de San Martín, se alza la parroquia San Juan Bosco. Desde allí vive su misión hace diez años el cura villero, José “Pepe” Di Paola. Por eso que, ante un nuevo aniversario por el último golpe de Estado a un gobierno democrático, el sacerdote y referente de la iglesia argentina convocó este jueves 23, por la tarde, a clamar “¡nunca más, Señor, nunca más”!

La jornada por la memoria, verdad y justicia inició en el gran salón de múltiples usos que es la parroquia con la proyección del programa “Ser esencial”, de la Tv Pública, dedicado al crimen disfrazado de accidente que sufrió el obispo Carlos Horacio Ponce de León. “Él dio su vida por sus ovejas, la iglesia y la Argentina”, explicó el Padre Pepe para iniciar la proyección. En primera fila se encontraba la sobrina del monseñor mártir, María Isabel Ponce de León junto a su hija, querellante en la causa judicial que retoma este año una nueva investigación para juzgar el complot contra el obispo. Muchos jóvenes de la “gran familia de los Hogares de Cristo” ocupaban las sillas de plásticos frente a la pantalla que colgaba delante del altar y entre ellos estaba el secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), Esteban “Gringo” Castro acompañado por varios miembros del grupo de laicos peregrinos “Misioneros de Francisco”.

Finalizada la proyección, el Padre Pepe inició la misa. En ese momento ingresó a la iglesia, el secretario de derechos humanos de la Confederación General del Trabajo (CGT), Julio Piumato, quien junto a los militantes católicos de su gremio (los trabajadores judiciales de la Nación, UEJN) habían preparado un folleto para los presentes y una placa en homenaje a los desaparecidos.

“Quitar la vida es ponerse en el lugar de Dios. Algo que no corresponde. Así actuó el terrorismo de Estado contra miles de militantes católicos, laicos, religiosos, religiosas u obispos. Todos estos bautizados formaron parte del pueblo fiel de Dios y trabajaron por el bienestar del pueblo. Esto es nuestra iglesia que sufre la violencia de sus hijos e hijas que dan testimonio y por ello cuentan con nuestras oraciones, en especial a las víctimas del partido de San Martín”, afirmó el Padre Pepe en su homilía.

Asimismo, Di Paola dedicó unos minutos a explicar el concepto de golpe cívico-militar, sin incluir el termino eclesial como es reivindicado en otros sectores. “No corresponde por todos los mártires y detenidos de la iglesia durante el terrorismo de Estado” y evaluó que seguir la lógica de imputar a toda la iglesia implicaría sumar a otros factores de poder: “el deportivo, porque la dictadura ocurrió en el medio de un mundial de fútbol, el empresarial, judicial y hasta la prensa, porque los medios de comunicación callaron”. Además, pidió seguir construyendo la comunidad para enfrentar la violencia de estos tiempos.

Durante la celebración eucarística hubo algunos bautismos de niños de la villa y para el final el párroco pidió a los dirigentes dedicar algunas palabras desde el altar.

“Es un momento para profundizar el discernimiento por los compañeros y compañeras que dieron su vida por la causa del pueblo y lo que debemos hacer para adelante. Hay un proceso creciente de reducción de empleo, de los derechos laborales, en nuestro país y debemos profundizar el proceso de unidad, porque esa desunión también ayudó a que se instale la dictadura. Tenemos que profundizar la unidad de los militantes populares y unidad del pueblo de Dios por el bien de nuestros hijos y nietos”, desarrolló Castro el líder de la UTEP, el sindicato de los trabajadores de la economía popular.

Por su lado, Piumato secretario de DD.HH. de CGT, sostuvo que “este es un homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado en San Martín, al obispo Angelelli, a monseñor Ponce de León por quien hace mucho tiempo venimos luchando en la justicia para que la causa no se entierra y salga a la luz, ya se sabe que fue un asesinato y ahora queremos el juicio por los responsables. Aunque todavía hoy existen muchos que no son conocidos por su comunidad. Hace poco homenajeamos con monseñor Ojea a un cura obrero desaparecido en Tigre. El pueblo y la iglesia, más allá de algunos personajes como decía el Padre Pepe, resistió a la dictadura. A mí me tocó estar preso y pasé mucho tiempo con sacerdotes detenidos, como Troncoso que cumplía funciones en la catedral de Rafaela, con curas de Buenos Aires, Mendoza, Misiones y Chaco. Estuve con muchos. Que tuvieron, si se puede decir la suerte, de conservar la vida que otros no pudieron. Son bueno estos homenajes porque reflotan la memoria”. Luego destacó al movimiento obrero “por su gran tarea de resistencia” de allí que la mayor parte de los desaparecidos tienen origen sindical, y añadió Piumato a “las Madres de Plaza de Mayo que por su fortaleza y el coraje se convirtieron en un símbolo de amor frente a tanta barbarie, se jugaron, y la iglesia les dio contención. Por ellos algunas fueron secuestradas en la Iglesia Santa Cruz, en pleno barrio de San Cristóbal de Capital Federal”.

Al final de la misa se descubrió la placa en la pared de la parroquia con el lema: “por los religiosos y militantes populares cristianos de San Martín detenidos y desaparecidos durante el golpe cívico-militar”.

Todos los presentes se fueron con un folleto donde se citan las cartas de los obispos argentinos a la junta militar.

En paralelo a la legendaria carta del periodista Rodolfo Walsh, el 17 de marzo de 1977 la jerarquía de la iglesia enviaba una carta reservada a los jerarcas militares y para el 7 de mayo otra carta en forma pública.

“Son los sacerdotes, en contacto inmediato con su pueblo fiel…quienes sienten en toda su intensidad este llanto desconcertado de tantas familias que no saben, en muchísimos casos, si su pariente vive o está muerto, no conocen ni alcanzan a sospechar de que pueda ser acusado, viven la lacerante perplejidad de no tener amparo al cual acudir”, es el párrafo que más conmovió al cura villero y anfitrión del homenaje con profunda espiritualidad.