Griselda es oriunda de Chaco, pero hace 10 años vive en la ciudad de San Guillermo, en la Provincia de Santa Fe. Su historia conmovió las redes sociales hace un tiempo atrás, cuando durante sus vacaciones encontró una alianza en una excursión. Desde ahí comenzó la búsqueda de su dueña que apareció tiempo después y le contó la historia de ese anillo.
Por Matías Candal
Todo comenzó cuando Griselda viajó a Mendoza en agosto de 2022 para disfrutar de sus merecidas vacaciones. Al momento de llegar a Uspallata, alquiló un traje de nieve sin saber que al meter su mano en el guante se encontraría con un anillo. En ese momento sintió la necesidad de encontrar a quien le correspondía, ya que no era una simple joya, era una alianza.
Cuando volvió a su casa de Santa Fe, Griselda publicó el anillo en su cuenta de Facebook, “¿Fuiste a Mendoza y perdiste tu alianza? Quiero que sepas que te estoy buscando para entregártela” comenzó su relato, y luego contaba la situación de cómo había encontrado la alianza.
Fue tal la repercusión que tomó su publicación, que tuvo miles de “me gusta” y compartidos; con la promesa de publicar el momento de que la joya volviera a su dueño o dueña.
Encuentro con la dueña de la alianza
Doce días después, la publicación llegó a ojos de su dueña, de quien no se sabe su nombre ni de donde es porque quiso mantener su anonimato. Pero Griselda a través de otra publicación se encargó de anunciarlo porque quien decía ser la dueña de la joya, le envió fotos de su estadía en Mendoza con el guante que era el mismo que le habían dado a Griselda en la casa de alquiler de trajes y no solo eso, sino que para confirmar que era de ella, le relató lo que estaba escrito en la alianza.
Al momento del encuentro con la dueña del anillo, para su sorpresa luego de horas de charla, Griselda se entera de que no se trataba de una alianza de matrimonio, sino de un amor no correspondido.
En una tercera publicación de Facebook, se encargó de contar la historia. Quien perdió la alianza, le confesó que la joya tenía un gran valor afectivo para ella porque perteneció a su tía, la que nunca se casó ni tuvo hijos, pero amó incondicionalmente a un hombre que no correspondió a su amor y contrajo matrimonio con otra mujer.
Al cumplir 50 años, su amor no correspondido decide regalarle la alianza, en la que estampó la fecha de nacimiento, quizá como una manera de decir “yo también te amo, pero este amor no va a poder ser en esta vida”. Ella, en cambio, caminó su vida sola, amándolo en silencio y siendo un gran referente afectivo para su sobrina, quien hoy nuevamente tiene el anillo en sus manos.