El Presidente impulsa un candidato a embajador en la Santa Sede rechazado y, encima, no recibió a la conducción de los obispos. Al contrario, su vice es bendecida en su propio despacho.
Por Lucas Schaerer
El primer presidente anarco-capitalista del mundo es refractario del primer Papa jesuita y argentino de la historia. El maltrato de Javier Milei con Francisco no es nuevo. Es mundialmente conocido porque fue eje de su campaña a la presidencia, luego pidió perdón, y ya electo recibió el llamado misericordioso del Pontífice para entablar un vínculo personal y directo. Pero contrario a lo que se podía esperar de aprovechar la oportunidad de la cercanía con Su Santidad, Milei retiró la embajadora en la Santa Sede y no la reemplazó. Tampoco designó funcionario en un área clave para las religiones, como es la secretaria de Culto Nacional, dentro del organigrama de Cancillería, y, encima, el Presidente sumó otro frente de batalla al no recibir a la conducción de los gobernadores eclesiales, es decir los obispos católicos.
Es costumbre, hace décadas, que la mesa chica de los monseñores argentinos, llamada formalmente Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), en las vísperas de la Navidad sean recibidos, en la Casa de Gobierno, por el presidente de la Nación. Desde la jerarquía clerical filtraron que se hizo un pedido formal, a mediados de diciembre, al nuevo presidente para el encuentro, pero la respuesta llegó, por parte de la canciller, Diana Mondino, quien terminó invitando a un almuerzo para un viernes, pero avisando a los obispos dos horas antes de realizarse la comida. “Una payasada el trato y así la relación no empieza de la mejor manera”, filtró diplomáticamente uno de los laicos que mejor conoce a Óscar Ojea, el obispo de San Isidro y presidente de los obispos que finaliza su mandato en octubre de este año.
La otra tensión subrepticia de Milei con la conducción de los obispos es el candidato a la embajada en la Santa Sede. “Algo rarísimo, pero bue… con este gobierno”, así confió una fuente eclesial del rechazo por parte de la Ejecutiva de la CEA al candidato de Milei que es Fernando Oriz de Roa, quien fuera embajador de Mauricio Macri en los Estados Unidos del 2018 al 2019 y quien tiene como mayor mérito ser empresario del limón.
Este lunes, la secretaria general de Presidencia Karina Milei recibió al titular de los obispos argentinos, Oscar Ojea, La reunión fue una pérdida de tiempo. Es que los Milei delegaron en la vicepresidenta Victoria Villarruel las relaciones con los obispos y, más allá, con el Vaticano. Al punto que ella irá a la ceremonia por la primera santa argentina, conocida como Mama Antula, el próximo 11 de febrero a Roma.
Villarruel, bendecida
Mientras Milei y operativamente su canciller están mal llevados con la conducción de la CEA, su segunda en el Poder Ejecutivo hace exactamente lo contrario y teje un estrecho vínculo con los jerarcas católicos que la complacen con bendiciones especiales en su despacho y por partida doble.
Eran las cuatro de la tarde. El microcentro porteño era un corre, corre. A esa hora del jueves 21 de diciembre un poderoso gobernador eclesial tenía que estar bendiciendo la oficina de la flamante vicepresidenta de la República Argentina. Lo vi inquieto en la vereda de la Catedral buscando un taxi que no llegaba. Victoria Villarruel le había pedido al arzobispo porteño, Jorge Ignacio García Cuerva, la bendición en su oficina de la presidencia del Senado Nacional. El titular de la poderosa y antigua curia porteña, el escalón previo de Jorge Bergoglio al Vaticano, no cumplía con el horario pautado y fuera de su costumbre se subía a un taxi en lugar del transporte público. No hubo foto del encuentro, pero si hace un mes atrás cuando Villarruel, electa vicepresidenta, pero no asumida, era recibida en el primer piso de Rivadavia 415, sede del arzobispado, frente a Plaza de Mayo. La segunda del poder Ejecutivo Nacional es una laica practicante del lefevbrismo, llamado así por su fundador el obispo francés Marcel Lefebvre, arzobispo conocido mundialmente por su rechazo al Concilio Vaticano II.
García Cuerva se proclama pastor de todos. Por eso puede whatsappearse con Villarruel (ambos con padres formados en la estructura militar) como bendecir las herramientas y los trabajadores de la economía popular, los mal llamados piqueteros, como ocurrió el 7 de agosto, en Liniers, el día de San Cayetano, patrono del pan y el trabajo. Este arzobispo sueña con sanar la herida abierta de la grieta. Lo predica, lo proclama y lo trabaja. Quiere ser puente por eso pide dejar de lado, incluyendo a sus pares, ideologías o prejuicios e ir al encuentro de todos y entre todos. Esa actitud coindice con el documento de Pastoral Social Nacional, que dirige otro de los gobernadores eclesiales, el jesuita titular de la diócesis Lomas de Zamora, Jorge Lugones, donde se señala “el dialogo con todos”, pero a la vez resalta las debilidades de los gobernantes de “construir libertades sin amor a los pobres”. La vida de Jesús y las sagradas escrituras son una constancia opción preferencial por y con los pobres.
En el reubicarse de los obispos ante el nuevo atípico gobierno nacional algunos cultivan el diálogo institucional, otros están chocando y ya florecieron los oficialistas, que no sólo entregaron su voto en el balotaje también firmaron una patente de corso a la “Libertad Avanza”.
Ese mismo jueves 21, en las vísperas de la Nochebuena, en el Senado Nacional el obispo castrense fue al encuentro con una conocida camarada. Fueron dos monseñores el mismo día. Se intuye que la vicepresidenta quería una foto con un gobernador eclesial. De allí que Santiago Olivera, a diferencia de su colega García Cuerva, hizo público el encuentro y lo difundió en la página oficial del clero castrense. Ella hizo lo mismo en sus redes personales y oficiales. Monseñor Olivera inclusive fue más allá. Directamente el obispo castrense la elogió a Villarruel superando en calificaciones al rabino, Simón Axel Wahnish, con Milei en la invocación religiosa en la Catedral, el día que asumió el gobierno.
“Concretar esta visita a la Sra. Vicepresidente fue sin duda una gran alegría -dijo Olivera-, encontré en ella una mujer con una gran vocación de servicio y de entrega por la Patria” y continua el obispo: “Recordamos también que la Dra. Villarruel es hija de un militar, Veterano de Guerra de Malvinas (VGM) y por ello, nos unen sin duda la pertenencia de alguna manera a nuestro Obispado Castrense”. En sus declaraciones monseñor Olivera olvida que cinco años después de combatir en Malvinas, el papá de la vice se alzó en armas contra el gobierno democrático de Raúl Alfonsín, en la llamada sublevación de los “carapintadas” que buscaban impunidad frente a los procesos judiciales iniciados por el Terrorismo de Estado.
Otros gobernadores eclesiales, mucho menos mediáticos como la gran mayoría, prefieren volcarse a lo pastoral que también tiene sus incidencias políticas y evangélicas. Es el caso del titular de la diócesis emblema de la Argentina, Luján-Mercedes. Hace pocos días atrás Jorge Eduardo Sheining visitó “la tierra de Dios” (ver foto), como llaman los miembros de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) al campo que recuperaron para la agricultura familiar conocido como “colonia de olivera·”, un inmenso orfanato abandonado por los gobiernos que hoy proyecta hasta una reserva ecológica bautizada “Mama Antula”, en homenaje a la próxima primera mujer argentina santa. Sheining allí actuó con parresia que se le había escapado días antes con la ceremonia callejera por la beatificación del cardenal Pironio, que resultó una extensísima jornada, bajo un fulminante sol de verano, y con escasa presencia de laicos. Esto resulta un llamado de atención al activismo católico del AMBA, que deben observar la cruda realidad de un laicado desmovilizado y clasemediero que se agrupa vía Acción Católica.
El enanismo eclesial
“De eso no se habla” es una película argentina, su directora María Luisa Bemberg, expone temas que no se asumen, como ocurre en el film con el enanismo de la hija de la protagonista.
Así le pasa al clero argentino. Esto me lo reconoció uno de sus conspicuos miembros del clero. Se resisten a escuchar, ver y menos aplicar los signos de los tiempos que habla el Papa Francisco, por ejemplo, para agrandar la iglesia incorporando en la toma de decisiones a las mujeres, laicos, o los movimientos populares. Temas de los que no se habla. Enanismos ocultos como no discutir entre los propios obispos, la angustiante situación por las megadevaluaciones, la galopante espiral inflacionaria y una batería de decretos de necesidad y urgencia para la revolución anarco-capitalista. Mientras que las instituciones todas están activas. En pleno receso de vacaciones de verano la justicia habilita amparos en defensa de los derechos laborales, la CGT con activas reuniones por movilizaciones, presentaciones judiciales y el debate interno que terminó en la convocatoria a un paro nacional para el 24 de enero, o el Congreso Nacional en ebullición cotidiana para debatir los DNU.
En cambio, la gran mayoría de los obispos siguen con relojes de arena ante una sociedad hiperconectada y mediatizada. Más preocupados por sus vacaciones, que en el discernimiento personal y comunitario. A muchos clérigos parece incomodarlos tener un Papa parido de sus propias entrañas. Claro que existen obispos parresísticos, el caso del arzobispo en la capital de la provincia más grande del país. Gabriel Mestre, de La Plata, puso en el grito en el cielo con que el ajuste lo siga pagando el pueblo trabajador y los pobres.
También los enanismos ocultos se producen con las disputas de poder personal y económico. A tal punto de desafiar al Vicario de Cristo. Es el caso de la populosa diócesis de Mar del Plata. Francisco allí designó a José María Baliña y en menos de un mes el poder económico local, que financia al eclesial, movía sus piezas en las sombras de la conspiración para voltear al pastor elegido por el Papa. Pero no terminó allí.
Ahora quieren correr a su reemplazante. La designación vaticana de Gustavo Larrazábal pretenden voltearla con la convocatoria del llamado consejo de consultores y allí darle curso a una grave acusación no comprobada contra el nuevo obispo. Larrazábal no quiere lavarle la cara y otras cosas a los pesqueros y hoteleros. Esto molesta y mucho a la élite tradicionalista local. Pero Bergoglio quiere evitar que Mar del Plata sea Ostia, el puerto de la antigua Roma que en la serie de Nexflix “Suburra” se muestra en una intrigante disputa de negocios abyectos entre mafiosos, políticos y miembros de la curia vaticana.
La iglesia católica es un poder detrás del poder. Los empresarios y políticos lo saben mejor que nadie.
Fuente: C5N