Luis Dri de casi 97 años desde la periferia de Buenos Aires, en el Santuario de la Virgen de Pompeya, sigue confesando y ahora prédica por el streaming del programa “reza por mí”.
Por Lucas Schaerer
Cardenal sin ser arzobispo. Cardenal sin dirigir su orden. Cardenal sin siquiera ser párroco. Menos aún teólogo o doctor de la Iglesia. Luis Dri se ha convertido en cardenal del Papa Francisco por su amor incansable a la Confesión para el perdón de Dios. Es conocido por haber sido el confesor de Jorge Mario Bergoglio cuando era arzobispo en la diócesis de Buenos Aires. Dri, que en diez días cumplirá 97 años, viene predicando incansablemente por la reconciliación, que dice es “un sacramento que cura y libera”.
El sabio fraile capuchino fue convertido en cardenal en el consistorio del 30 de septiembre del año pasado y sigue confesando como dando vibrantes bendiciones de mañana y por la tarde, de lunes a lunes, sin tomarse vacaciones, en un cuarto del Santuario Virgen del Rosario de Pompeya, ubicado en avenida Sáenz y Esquiú, en el periférico barrio porteño de Pompeya. Además Dri se esforzó para actualizarse y que su prédica con las bendiciones alcance a quienes no se animan a ingresar a la iglesia. Este anciano cardenal y fray se puso en salida desde su silla de ruedas.
Por la pandemia del coronavirus adoptó el WhatsApp. Primero escribe de puño y letra en un papel la reflexión para luego grabar con su propio teléfono celular un audio que le envía a una de las laicas del Santuario que luego despacha a la lista de difusión por teléfono.
No se quedó allí. Se animó a más. El cardenal fraile con sus casi 97 años agrandó su prédica llamando a rezar por la Argentina y Francisco siendo fiel a lo que el Pontífice le ha solicitado por carta: “te pido que reces y hagas rezar por mí”.
Entonces que desde hace un mes el cardenal-fraile Dri se sumó como columnista central del programa “reza por mí”, tomado el nombre de la frase emblema del Papa. Entonces cada viernes, de 18 a 19 horas, vía streaming por Radio Grote, nacida de la Federación de Círculos Obreros Católicos, se escucha la reflexión espiritual y la apasionada bendición del gran perdonador.
Luis Dri no suele usar para las confesiones su solideo de cardenal, que junto al anillo cardenalicio que sí lleva colocado, fue alcanzado en su momento por el nuevo arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva. El Papa entonces lo dispensó del esfuerzo de viajar al Vaticano para el consistorio por sus dificultades de movilidad.
“Estamos en un año muy especial, el año de la oración declarado por el Papa Francisco. La oración es nuestra fuerza. Nadie absolutamente está excluido de acercarse a Jesús, nadie debe sentirse lejos de Dios, que es amor, perdón, misericordia, abrazo. A veces pensamos que Dios no me escucha, me abandonó, para nada, quizás somos nosotros que ignoramos a Dios, quizás se alejan de la iglesia, pero nunca de Dios. Por eso ni las armas, ni todas las muertes, pueden arreglar nuestra situación en el mundo y Argentina. Sólo Dios puede ayudarnos para que seamos hermanos. ‘Dios mío, Dios mío, porqué me has abandonado’. En ese clamor está el clamor de toda nuestra humanidad, de la Argentina, de nuestro pueblo en los lugares donde más se sufre. Dios no nos abandona. Volvamos a Jesús en la oración. Volvamos a él. La oración es el clamor del corazón que se eleva a Dios, que es la alabanza, la acción de gracias. Todos debemos confesarnos. Nadie está excluido del pecado. Dios vino precisamente por los pecadores. Si todo el pueblo argentino tomara el Rosario, un arma poderosísima contra todos los males, y se pusiera en el año de la oración como acertadamente pidió el Papa Francisco, unirse a él, no sólo católicos, cualquier ser humano que ore a su manera, y volver a Jesús por el arrepentimiento. Oremos por el Papa, por nuestros hermanos, nuestra familia, nuestra Argentina querida”, sostuvo el humilde fraile hecho cardenal desde su pequeño cuarto vía streaming de Radio Grote.