Crisis, resistencia y solidaridad

En estos tiempos turbulentos hemos sido testigos del aumento desgarrador en la demanda de atención en todos los rincones de nuestra sociedad. Desde la cuna hasta la vejez, desde las aulas hasta los puestos trabajo, hoy la salud, la educación y las universidades estan en riesgo. Este infausto panorama es el resultado directo del despiadado ajuste llevado a cabo por el gobierno de Javier Milei, cuyas políticas neoliberales y anarcocapitalistas estan dejando a nuestro pueblo en la miseria y el abandono.

Por Fabio González, referente UTEP PBA

Ante tal adversidad, es imperativo que nos organicemos y alzemos nuestras voces en señal de resistencia y solidaridad. Debemos adentrarnos en un profundo análisis de las raíces de este fenómeno, que encuentra sus causas en la intolerancia, el hacinamiento y la explotación desenfrenada de nuestras fuerzas laborales. Es hora de desenmascarar al régimen opresor y poner al descubierto su complicidad en el sufrimiento de las masas populares.

Nos duele en lo profundo la ausencia del presidente en este momento crucial de nuestra historia. Mientras el pueblo sufre, él se pavonea en el extranjero en busca de elogios y reconocimientos vanos. Su indiferencia ante el clamor de su propio pueblo es una afrenta a nuestra dignidad y un clamor de la urgencia de un cambio radical en la dirección política que sabemos no sucederá.

No podemos conformarnos con el papel de simples espectadores en este teatro de opresión. Debemos trascender la cuestión electoral y trabajar incansablemente por una gobernabilidad en verdad inclusiva y emancipadora. Es hora de construir un proyecto desde las bases, un programa de gobierno que refleje las aspiraciones y necesidades de las masas, y que ponga fin a la era de los privilegios y la exclusión.

En este momento crucial de nuestra historia, debemos unir nuestras fuerzas en un enfoque colectivo y estratégico. La democracia actual se ha convertido en una mera ilusión, excluyente y alienante. Es nuestra responsabilidad restaurar la participación ciudadana en la toma de decisiones y fortalecer nuestras instituciones desde abajo. No podemos permitirnos ser simples peones en el juego de la opresión. Debemos levantarnos como un torrente imparable de cambio y transformación, dispuestos a desafiar todas las injusticias y construir un futuro digno para todos.