Los obispos matanceros y en Lomas de Zamora junto a una multitud de católicos callejearon para frenar al narcotráfico y ponderar el rescate de los adictos vía los Hogares de Cristo. También en la provincia de Salta.
Por Lucas Schaerer
“No podemos ignorar las malvadas intenciones y acciones de los vendedores y traficantes de drogas. ¡Son unos asesinos!”, aseveró el Papa Francisco desde el Vaticano y replicó en su estado de WhatsApp el gobernador eclesial, o sea el obispo, de la diócesis de Laferrere, Jorge Torres Carbonell, llegado a La Matanza hace casi diez años luego de haber sido párroco en los santuarios populares de la Basílica de Luján y la iglesia San Cayetano, del barrio de Liniers, donde la gente lo conoció por su apodo: “Poroto”.
La iglesia católica, puntualmente en algunas diócesis (o sea localidades) de las periferias del conurbano bonaerense se pusieron en salida con una multitud de creyentes este miércoles, y no quedó sólo en declaraciones virtuales, aprovechando el “Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas” declarado por la Asamblea de las Naciones Unidas en 1987.
Una multitud de creyentes se hizo presente.
Desde Roma, el líder terrenal de los católicos además de la crítica y condena a los “transas” -como se los llama en los barrios a los vendedores minoristas de drogas-, también puso foco en la prevención: “Debemos invertir allí” dijo Jorge Mario Bergoglio quien conoce muy bien de lo que habla porque hace 16 años atrás, en Buenos Aires, bendecía y acompañaba el nacimiento de los llamados “Hogares de Cristo”, el dispositivo de fe para los rotos, aquellos adictos a las drogas que sobreviven en los pasillos de las villas o en los penales, que fue un modelo visualizado por el jesuita, hoy Papa Francisco, en Chile cuando conoció al sacerdote, ex abogado y sindicalista, Alberto Hurtado, quien rescataba de la calle a los excluidos.
Por el crecimiento de los Hogares de Cristo, hoy englobados en una federación conocida como “Familia Grande de los Hogares de Cristo” con proyección al resto de América Latina, es que los obispos matanceros, Torres Carbonell junto al titular de la diócesis de San Justo, Eduardo “Gallego” García, se movilizaron con más de tres mil feligreses, en su mayoría en recuperación de las adicciones y en la reconstrucción de una vida de exclusión. La Matanza anti-transa y por la vida se congregó a las 9 de la mañana, unos en la rotonda del Km. 29 (zona neurálgica por las terminales de colectivos), González Catán, y otros desde otra rotonda, en La Tablada, para confluir todos en la iglesia San Cayetano, en Ruta 3 y la vía del tren (calle Pekín), en la localidad de Isidro Casanova.
Ante vecinos y curas, no sólo de las villas, que desbordaron la iglesia, el doble de gente afuera, los obispos encabezaron la misa “para unirse en oración con todas las personas afectadas por las drogas y sus familias” y para “renovar el espíritu de la misión”, porque como sostuvo monseñor García: “sin transparencia, sin integridad, sin responsabilidad de quienes ocupan posiciones de poder se hace inútil todo esfuerzo” y denunció que “si la droga sigue invadiendo impunemente nuestros barrios no es sin que alguien sepa, sin que alguien mire para otro lado, sin que alguien cobre”, por el negocio macabro del narcotráfico” y añadió monseñor sin decirlo pero apuntando al gobierno de Javier Milei que “las organizaciones comunitarias están golpeadas en el último tiempo, los centros de rehabilitación están puestos en dudas, las iniciativas del voluntariados miradas con sospechas” entonces contradijo a quienes condenan: “ustedes son luz de esperanzas que demuestran que la recuperación es posible hacia una vida mejor”.
Por otro lado, los soldados de Cristo en el territorio, los curas que viven y pastorean en los barrios matanceros escribieron un documento donde reflejaron su “profunda preocupación por la falta de comida y trabajo”, y por otro lado “el exceso de drogas y armas”.
Estos sacerdotes de las trincheras sociales en tono profético afirman que “crece el narcotráfico, no es una exageración” y aseguran que “el mercado de la droga pareciera ser el único mercado que crece en este momento, encontrando su oportunidad inmejorable en los barrios que nadie mira, en los que la salud, la educación, la seguridad, parecieran ser solamente un lindo discurso, o un recuerdo de los buenos tiempos”.
Además de hablar “de la policía, la justicia y la política, con tanta corrupción” condenaron las “irrisorias y temerosas propagandas de la bukelización”.
Otro párrafo del documento de los religiosos estuvo dedicado a los “pseudo-periodistas que atacan la organización de la comunidad para la prevención siendo absolutamente funcionales al narcotráfico” para concluir en la dicotomía de: “Derechos o barbarie. Estado o narcotráfico”.
En la tierra de Maradona
Por la tarde, en la periferia al sur del conurbano bonaerense, más precisamente en Villa Fiorito, el obispo de Lomas de Zamora y titular de Pastoral Social Nacional, Jorge Lugones, también se puso en salida para revalorizar a los Hogares de Cristo que trabajan en la diócesis a su cargo.
A las seis de la tarde de este miércoles desde la estación de tren Fiorito hasta el santuario Santos Latinoamericanos (ubicado en Au. Presidente Perón, más conocido como “Camino Negro”, y Quesada, muy próximo al Puente La Noria) realizaron la “marcha de la esperanza”, que convocaron los miembros locales de Cáritas, Pastoral Social y Fundación Vida Nueva.
Tras caminar diez cuadras el obispo Lugones bendijo una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de Latinoamérica. Lo acompañaron el párroco de San José Obrero (Temperley) y vicedirector de Cáritas diocesana, Hernán Cruz Martín, como el párroco del lugar (La Santa Cruz), Víctor Favero, y según el portal Eclesia, también estuvieron el intendente local, Federico Otermín, junto a la secretaria de relaciones con la comunidad, Marina Lesci, y la directora de Culto, Sandra Bartalini.
“El tema de las adicciones -advirtió el obispo Lugones- está más desesperante en nuestros barrios” y pidió “unir fuerzas, para hacer ver a la sociedad que nosotros no podemos luchar contra el narcotráfico, pero sí podemos ayudar y cuidar”. El clérigo aclaró que el objetivo de la marcha fue “para que gente sepa que no está sola en medio del tema del consumo o cualquier otra adicción” y apuntó a las apuestas y juegos on-line de niños y adolescentes “que destruyen personas y familias, porque también ha aumentado el número de suicidios”, dijo el monseñor formado en la congregación de los jesuitas y pidió al final a la “Virgen que nos ayude a organizar la esperanza”.
En otros puntos del país, hubo encuentros para pedir “ni un pibe menos por la droga”, mientras que en el pueblo de Pichanal, en la Diócesis de Orán, provincia de Salta, realizaron a la mañana la jornada “basta de drogas en Pichanal”, en el Barrio Nueva Jerusalén, y por la tarde peregrinaron desde la parroquia San Jorge hasta el cruce de Pichanal donde se realizó una misa celebrada por el obispo de Orán, el fraile Luis Antonio Scozzina junto a su obispo auxiliar, Claudio Pablo Castricone bajo el lema “Denles ustedes de comer”, y la intención de rezar para que se termine la droga y el hambre.
Fuente: C5N