Tedeum callejero: más militares y periodistas que simpatizantes de Javier Milei

Te Deum, que significa “A ti, Dios”, es un tradicional himno cristiano de agradecimiento. Como ocurrió el 25 de mayo (el proceso de la independencia inicia en el Cabildo de Buenos Aires en 1810) fue encabezado por Jorge Ignacio García Cuerva, el nuevo arzobispo porteño, en la Catedral primada.

Por Lucas Schaerer

Las vallas iban desde el templo católico hasta la Casa Rosada. Detrás efectivos militares (Policía de la Ciudad, Prefectura, Gendarmería), los granaderos a caballo, y la custodia presidencial de la Policía Federal. La mayoría de los periodistas estaban en un corralito de vallas, a un costado del ingreso principal donde se realizó el Te Deum.

Los simpatizantes del presidente Javier Milei, tan fríos como el día, se ausentaron. Pero hubo excepciones. Fue el caso de un muchacho que cuadro en mano, un león dibujado, lo puso bien alto y gritó: “Milei”, rompió el silencio antes que el titular del Poder Ejecutivo nacional ingrese a la Catedral, agarrado del brazo por su vicepresidenta, Victoria Villarruel, con quien caminó en ese modo los 200 metros que separan a la Casa de Gobierno con la Catedral. También estaba el resto del equipo de gobierno.

En la calle no había pantalla que proyecte, ni audio que amplifique, la prédica de García Cuerva. Menos aún mate cocido o chocolatada para enfrentar el frío. El rector de la Catedral, el Padre Alejandro Russo, solo salió unos metros a la calle, debajo de las escalinatas, para recibir al presidente. El resto de los monseñores, conocidos como obispos auxiliares -Joaquín Sucunza, Gustavo Carrara y Alejandro Giorgi-, esperaban adentro para saludar en el ingreso al presidente y su vice.

Mientras los inmensos portones de madera de la Catedral estaban cerrados y las camionetas aguardaban a los funcionarios, irrumpieron, en silencio, cuatro jóvenes de sotana. Con su sola vestimenta, del siglo XIII, despabilaron de la parsimonia de las nueve de la mañana del feriado nacional. Eran frailes dominicos. Dos argentinos, uno tucumano y el otro correntino, más dos norteamericanos, uno de California y otro de Nueva York. Venían a pie con sobre todo marrón, ellos lo llaman esclavina, y abajo su hábito blanco. Estaban haciendo un poco de turismo como la mayoría de los presentes, muchos de las provincias, con algún nene disfrazado de Granadero, y los infaltables brasileños.

A los 30 minutos volvió a salir Milei y su comitiva. Se subió a una gran camioneta. A los segundos volvió a bajar. Optó por volver a pie. “Viva la patria, viva la libertad”, gritó con esfuerzo una señora mayor junto a su marido. Volviendo a la Casa Rosada, en la vereda de Plaza de Mayo, se notaba que había llegado más gente. Interrumpió ese peregrinar mirando o fotografiando al presidente un hombre de boina y un estandarte con bandera blanca y la Cruz de San Jorge.

Fuente: C5N