Monseñor Ojea viajó a Córdoba y encabezó junto al cardenal Rossi un cónclave del que participaron la ONG Techo y militantes de la Mesa de Barrios Populares y de la Vicaría de los Pobres.
Por Lucas Schaerer
Dos popes de la Iglesia Católica argentina se unieron por primera vez en una actividad pública junto a organizaciones sociales. El cónclave de este miércoles por la mañana ocurrió en la provincia de Córdoba en el marco de la charla “Estado o narcotráfico. El acceso a la tierra y al techo”.
El presidente de los obispos argentinos y titular de la diócesis de San Isidro, Óscar Ojea, a tres meses de finalizar su mandato, fue hasta el auditorio de la Universidad Católica de Córdoba donde lo recibió el arzobispo local y a su vez cardenal (el cargo honorífico más destacado que otorga un Papa), Ángel “Ballin” Rossi, junto a los militantes de la Mesa de Barrios Populares, integrado por las organizaciones sociales locales que se agrupan en la UTEP, y los miembros de la Vicaría de los Pobres.
“Qué nos pasó que parecería que no son prioridad los barrios populares. Nos llena de perplejidad esta suerte de desentendimiento de nuestros barrios cuando existe el peligro del narcotráfico”, reflexionó monseñor Ojea, que desde hace siete años lidera el organismo de la jerarquía católica, llamado Conferencia Episcopal Argentina (CEA).
“La posibilidad de las obras en los barrios ayuda a la integración y al ánimo, porque sino es el narco quien provee de trabajo, quién va tomando más espacio, te resuelve necesidades pero tenés a cambio de atender sus cosas, de allí viene luego el juego online, no se combate solo atendiendo la seguridad al mismo tiempo es con el trabajo de los vecinos con sus miradas, inquietudes, integrando y dando dignidad como es un certificado de domicilio, un certificado de familia, tener derechos a los servicios más básicos”, apuntó el religioso porteño en las tierras cordobesas confirmando que en las villas y barrios se ubica el núcleo duro de la pobreza e indigencia que abarca a seis millones de personas.
Luego de Ojea, quien abrió la charla, siguió una directora de la organización Techo. “Hoy estamos en el desfinanciamiento de obras aunque estamos generando espacios de diálogo con el gobierno nacional. Además se suma la campaña de desprestigio que es difícil de revertir. Luego de haber realizado el relevamiento de barrios populares con un altísimo consenso político para una ley que es un ejemplo en la región”, sostuvo Gisela Gazzotti que cerró su exposición con el dato de la organización internacional Unicef que asegura la cifra de 5 millones de niños en Argentina se van a dormir con la panza vacía.
Ante un auditorio lleno y con el evento transmitido en vivo por la cadena radial y online, Radio María, las ponencias siguieron con Marco Galán, Evelin Estrada Martinez, Débora Koraj, Fernanda Miño, ex secretaria de Integración Socio Urbana de la Nación, como un funcionario local, Alfredo Magallanes, secretario de escrituración y articulación territorial.
Para la conclusión del encuentro tomó la palabra el arzobispo local. “Acá se descansa el alma para escuchar. Es una escuela para un cura estar acá”, inició Rossi, líder de la iglesia cordobesa con proyección mundial al ser nombrado hace un año cardenal por el papa Francisco.
“Solo tengo una sugerencia. El desafío es seguir soñando de corazón y juntos. Por eso voy a citar a San Fito Páez”, lanzó y se ganó los aplausos, como reflejo del pícaro humor cordobés. “Quién dijo que todo está perdido. Yo vengo a ofrecer mi corazón” y pidió que lo repitieran todos los presentes.
“Quién dijo que todo está perdido. Yo vengo a ofrecer mi corazón”
De la lectura de su discurso, Rossi pidió que “no se espere ninguna propuesta mágica, ni a ningún salvador, solo colectivamente podemos cambiar la historia. Rafael Velazco rector de esta casa decía estamos todos en la misma barca, algunos en primera, otros amontonados en la bodega. Es la hora de crear redes. Unir y vincular los hilos de conexión desde abajo, desde lo particular, con alianzas y estrategias comunes entre nosotros, voluntariados, partidos, movimientos sociales, sindicales, iglesias, campesinos. Es apostar a la cercanía, construir un dique contra la exclusión”.
Para finalizar y reconectando con el inicio de su discurso, Rossi apeló al corazón y provocó las lágrimas a varios de los presentes con la lectura de la carta de un hombre sin hogar: “Este hombre escribió la ‘casa del afecto’. Donde pudo contar el sufrimiento de no tener hogar. El autoflagelo de odiarse a sí mismo. Que el banco de una plaza sea tu departamento. Sentirse gusano. Donde la vida es una prisión sin rejas, ni guarda. Con una muerte que no llegaba. Pero un día conoce una casa de amor. Donde ya no se escapa de sí mismo. Donde encontró gente con alma, afecto y calor de madre. Ese túnel tenebroso donde vivía se llenó de luz. Ya no estaba solo y encontró la razón de existir para sí y los demás. Ahora le importaba a alguien”.
Fuente: C5N