Las imágenes de mis tres amigos, arrebatados por el homoodio, vuelven a mi mente cada vez que escucho los discursos de Milei, en especial el realizado en Davos. Sus sonrisas, sus sueños, sus vidas truncadas… Esas imágenes son un eco constante del odio que pretende silenciarnos. Y es por ellos, por su memoria, y por la memoria de todas las víctimas, que decimos BASTA.
Por Matías Aguirre (Director de Infraestructura y Servicios Públicos de la Provincia de Buenos Aires)
Mi militancia en derechos humanos nació de una experiencia que marcó mi vida para siempre: salir del clóset. Recuerdo el miedo, la soledad, el peso de un secreto que me carcomía por dentro.
Ahora, la propuesta del Jefe de Gabinete, Sr. Guillermo Francos, de volver a esa oscuridad, a ese silencio forzado, me llena de una angustia profunda. ¿Acaso no ven las lágrimas que hemos derramado? ¿No escuchan los susurros de dolor que hemos soportado durante años? ¿No sienten el latido del amor y la diversidad que nos impulsa?
Las palabras de Milei, vinculando la «ideología de género» con la pedofilia, son un insulto, una provocación, un acto de violencia simbólica que alimenta el odio generalizado. No son solo declaraciones políticas; son un llamado a la discriminación y a la agresión. Exijo que este discurso sea rechazado con la misma fuerza con la que nos atacan.
¿Qué libertad pregonan quienes intentan encajonar nuestros corazones en una sola forma de amar, de vivir, de ser familia? Sus palabras no son solo peligrosas; son un presagio de lo que podría venir: detenciones ilegales, asesinatos… la repetición de una historia de dolor que creíamos superada.
Señor Francos, le aseguro, con la firmeza de quien ha conocido la oscuridad y ha luchado por la luz, que al clóset no vuelvo nunca más. Lucharemos por la memoria de mis amigos, por la dignidad de todos, por un mundo donde el amor no sea un delito.