Rumores y falsedades, como la falta de un pulmón, brotaron en las últimas horas alrededor del Papa. Qué ocurre realmente y la impronta de un hombre de fierro que revoluciona la iglesia y el mundo.
Por Lucas Schaerer
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El Papa Francisco amaneció hoy sábado 15 nuevamente en un hospital en la ciudad de Roma. Sin fiebre. Mientras escribe y lee. Además de rezar y comulgar. Mañana, domingo, no dará el habitual Ángelus. Debe cumplir reposo absoluto.
Fue ayer, viernes 14, que al mediodía las redacciones del mundo anunciaban en títulos grandilocuentes su internación por bronquitis. Muchos no conocen, que ese mismo día mantuvo cuatro reuniones de trabajo. Sólo en la mañana recibió entre ellos, por citar un caso, al primer ministro de Eslovenia. Las habituales audiencias matutinas el Sucesor de Pedro habitualmente las realiza en el Palacio Pontificio, que está dentro del Vaticano, por el resfrío primero y luego bronquitis viene atendiendo en su residencia llamada Santa Marta. Desde hace ocho días había decidido limitar sus salidas por eso atendía en el salón de planta baja de la residencia comunitaria, donde vive en un cuarto de 70 metros cuadrados. Ocurrió que el resfrío no cesaba y las bajas temperaturas en el hemisferio norte no ayudan. Su última salida fue delante de miembros de las fuerzas armadas en su día por el Jubileo, el año Santo, que ocurre cada 25 años como una tradición para que alcancemos las indulgencias plenarias, el perdón de nuestros pecados, en reconciliación con Dios, nuestro Padre creador, y para que los países del mundo tomen acciones en favor de los más débiles, entre ellos el perdón de las deudas y la liberación de detenidos.
“Testa” dura el nieto de inmigrantes. Cabeza dura mantuvo la bronquitis una semana sin cesar su titánica labor. Entonces no quedaba otra que llevarlo al hospital. Él tiene plena conciencia que suspender una reunión pautada a alguien es un pesar para la persona y no quiere defraudar.
Además de llevar 88 primaveras, Jorge Mario no toma vacaciones. Igual cuando era arzobispo porteño. Si frena en los retiros espirituales. Eso para Semana Santa. Bergoglio, como dice el Martín Fierro, es como “las hormigas que día y noche están despiertas”. Pero quien a su edad emprende viajes de trabajo, porque peregrina, no hace turismo por todo el mundo. Desde Mongolia, a los pies de China, pasando por la isla de Madagascar, en África, hasta Irak, en Oriente Medio. Sin contar sus viajes a su continente por el que debe cruzar el océano Atlántico. Entre estos viajes extremos, el año pasado, mes de septiembre, hizo uno humanamente imposible para un hombre mayor, que duró 14 días al sudeste asiático y Oceanía, donde visitó hasta una isla selvática, Timor Oriental, sin aeropuerto comercial, tuvo que viajar en un avión militar, y con temperaturas de 50 grados. Para ese viaje tomó una medida inusual. Se llevó a tres secretarios personales. La atención de la iglesia universal no se detiene porque esté misionando en otras latitudes.
El jubileo multiplica su tarea
El año Jubilar lo compromete a más. Cada miércoles es habitual la audiencia general. Miles de personas de todo el mundo se acercan al Vaticano, en Roma. Es impresionante verlo y vivirlo. Es similar a ir a un recital en un estadio. Se va a presenciar su prédica del Evangelio en la plaza San Pedro, o dentro del salón Pablo VI. Allí se acercan delegaciones de obispos, cardenales, curas, funcionarios de Estado, junto a parejas recién casadas, los enfermos y variopintas delegaciones de peregrinos de todo el mundo y diversidad de origen. A todos ellos que lo rodean en el altar los saluda uno por uno, mientras que quienes están en la plaza les pasa cerca con el papamóvil. Su debilidad es detenerse con los bebés para saludarlos y bendecirlos. Ahora desde su silla de rueda pasa fila por fila, pero durante años de a pie, al aire libre, con calor o frío. Así lleva desde marzo de 2013.
Para este año especial se sumaron las audiencias generales de los sábados similares a los miércoles. Más sus participaciones en los grandes eventos jubilares que suman unos 36, entre ellos el Jubileo de los Trabajadores, Empresarios, de los Gobernantes, de los Migrantes, Pobres o Presos. Sin contar que esto trae aparejado más presencia de personas de todo el mundo de las cuales muchas solicitan verlo, sea por la vía formal, o en la informal, que él maneja directamente vía sus pocos secretarios que van rotando, sin las majestuosas cortes romanas que solían existir y en la cumbre del Palacio Pontificio controlaban la agenda papal y al propio Pontífice. Eso Francisco lo desterró. No está parado en una torre de cristal con brillantes zapatos rojos.
Algunos poderosos nerviosos
Fue poco conocido que una semana atrás un “loco suelto” se subió al altar de la Basílica de San Pedro y pateó los ornamentos. Fue filmado y algunos medios lo publicaron.
Más fuerte sonó la bravuconada del ahora amo y señor de Hollywood. Mel Gibson acusó al Santo Padre de estar rodeados de abusadores y de rendir culto pagano a la Pachamama. Días después escuchamos en Argentina un libreto similar. Un hombre de la comunicación del actual presidente diciendo que los católicos somos pedófilos. Pero la cosa no terminó allí. Luego de la carta de Francisco al clero norteamericano en defensa de los migrantes salió el nuevo gobierno estadounidense a atacar al Vicario de Cristo olvidando que el primer migrante fue Jesús quien por su madre María y su padre putativo, José, huyen a Egipto para que no los alcancen los mercenarios de Herodes.
Es que el Papa primereó. Salió a predicar primero contra las deportaciones masivas ordenadas por Donald Trump. Luego apeló, vía misiva, a la organización del clero y a todos los bautizados refrescando en la conciencia y en los corazones la hermandad con quienes huyen de sus patrias, no por turismo, si no por necesidad.
Igual esta semana con la bronquitis a cuesta, dentro de Santa Marta asistido con suero en el brazo, pero andando, atendiendo en privado y también en salida, apareció en un video-mensaje en el famoso festival de cine San Remo. Fue ovacionado. Mientras que en el interior del Vaticano apadrinó un evento revolucionario. La cumbre fiscal, que es limitar a la oligarquía de los superricos, muchos de ellos los impulsores de la inevitable carrera por la Inteligencia Artificial (IA). En esta cumbre para cobrar impuestos a la élite de la élite se unió desde el presidente de Brasil, Lula Da Silva, el primer ministro de España, Pedro Sánchez, pasando por el titular de Naciones Unidas, Antonio Guterres, hasta el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa. Esto los medios lo omitieron, o no lo ven.
Muchos tampoco se dieron cuenta de la depuración vaticana sobre tres entes de poder corrompidos en la iglesia desde hace décadas: los legionarios de Cristo, el Opus Dei y el Sodalicio. Basta leer los últimos artículos de un medio especializado, Religión Digital, donde esta trinidad con muchos males, desde abuso de poder a abusos sexuales, están siendo convertidos por los mecanismos instalados a partir del 2013 en el cónclave que eligió el primer obispo de Roma nacido, criado y formado en el fin del mundo, entre la cultural rural del gaucho y el arrabal de los compadritos del tango.
Un Papa gaucho
Bergoglio es fierro, es gaucho: “No le afloja, no se hace al lado de la ‘gueya’ aunque vengan degollando, con los blandos es blando, y con los duros es duro. Nadie lo ha visto titubear”.
Claro que lo quieren muerto. De dentro y fuera de la iglesia. En el 2019, en Roma, para el Sínodo Amazónico, escuché a sabios de la iglesia amazónica que conocían quienes defienden los intereses mundanos, no la selva y sus ancestrales habitantes. Algunos ya en ese tiempo rezando para que pase este cristianismo real de un Papa que pondera el cuidado de la casa común frente al extractivismo contaminante y destructor con el tupé, encima, de ponderar a los nativos como modelo a seguir e imitar para respetar a la madre tierra.
“Y el indio es como tortuga duro para espichar”. Así es Jorge Mario. Así son los tenaces hombres y mujeres de Dios. Parecen blindados por el Espíritu Santo. Basta ver en la trinchera del confesionario del Santuario de Pompeya al cardenal-fraile, Luis Dri. A dos meses de cumplir 98 años no se toma vacaciones. Atiende de lunes a lunes, un rato a la mañana y otro a la tarde. Escribe y lee. Desde su silla de ruedas se pone en salida, desde el año pasado, arremete con su potente predica radial en “rezá x mí”. Otra de la misma escuela es la monja Martha Pelloni. Quienes el martes estuvimos en el Santuario de Lourdes, en la localidad de Santos Lugares, la vimos. A sus casi 84 años (cumple años este 23 de febrero) desde las 9 de la mañana pasada las ocho de la noche sin importar la lluvia allí estaba misionando con su amplia sonrisa y la luz de sus ojos. Cuando muchos creíamos que estaba aún en el Vaticano por su viaje a la cumbre internacional por los niños donde ella invitada por el Papa denunció las injusticias que atraviesan nuestros pibes.
Las gauchadas son los favores, un tipo gaucho es uno bueno. Pasaron casi diez años del hombre de blanco en el capitolio y en la ONU (Organización de Naciones Unidas) donde citó al poema épico de la raíz argentina. Él es los versos de José Hernández: “mas no debe aflojar uno mientras hay sangre en las venas”.
Fuente: C5N