La canonización de un joven influencer, lo que queda del Jubileo y la unificación de las Pascuas con los ortodoxos luego de mil años de división.
Por Lucas Schaerer

Apariciones sorpresa. Muy breves. Suelta alguna palabra, con su voz muy gastada, y se vuelve a Santa Marta, su residencia comunitaria dentro del Estado más pequeño del mundo. La salida más impactante del Papa Francisco fue el viernes pasado, tras su rezo a San Pío X, el Papa más tradicionalista del siglo XX, que estuvo a inicios del siglo pasado y dicen que muere de tristeza por el inicio de la primera guerra mundial.
Bergoglio rodaba por la Basílica de San Pedro. Nadie lo esperaba. Muchos lo vieron y brotaron sus lágrimas, entre ellos obispos. Estaba sin su vestimenta papal. Era Jorge Mario. Con menos pelo y menos hinchado, menos peso. Despojado de todo lo ceremonial. Sin el solideo -el gorrito papal-, en camisa de pijama, encima un poncho para cubrirlo un poco, que sostenía el enfermero, su sombra Massimiliano Stappetti, y pantalones largos color negro. En broma dice que lo visten de heladero al estar todo de blanco.
Este domingo de Ramos, muy especial porque es el ingreso de Jesús a Jerusalén, en burro, demostrando que es un rey pobre y de los pobres, el Papa jesuita dedicó unas pocas palabras: “¡Feliz Domingo de Ramos y feliz Semana Santa!”. Algunos, lo tocaron al pasar hacia al altar en la plaza San Pedro.
Ante muy pocos se frenó a saludar, fue el caso de la monja alcaldesa del Vaticano, Raffaella Petrini, y le dijo algunas palabras, ella al otro día inauguró la primera guardería para niños de trabajadores del Vaticano. Pero antes, el sábado, había dado otra sorpresa. Había ido a la Basílica Santa María la Mayor, allí le rezó al icono de la Virgen, Salus Populi, y días antes recibió, por 20 minutos, en su cuarto al matrimonio real británico.

Estos episodios vienen de a poco pero cada vez más. Al mes de su internación una foto de él, de atrás, sin verse todo su rostro, rezando en la capilla del policlínico, luego de 38 días (su cuaresma personal) salió al balcón del Gemelli. Anunciaban que daría una bendición. Descolocó. No fue así. Le dedicó unas palabras, a una mujer de unos 72 años que llevaba un ramo de rosas amarillas para él. Devolvió el gesto como un caballero de la milonga tanguera al fin del mundo. Sólo se dirigió a ella delante de todo el mundo.
También firma decisiones de gobierno, lee y distribuye tareas. De hecho, se anunció que Francisco preparó las meditaciones del próximo Viernes Santo, que serán dadas a conocer este mediodía, y es él quien elige los cardenales que delega las ceremonias por la Semana Santa.
Para el Jueves Santo, la Misa Crismal, se celebrará a las 9:30 en la Basílica de San Pedro y será presidida por el cardenal Domenico Calcagno, presidente emérito de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA).
El Viernes Santo, a las 17, será el cardenal Claudio Gugerotti, prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, quien oficiará la celebración de la Pasión en la Basílica Vaticana.
Mientras que el tradicional Vía Crucis, previsto a las 21:15 en el Coliseo, será encabezado por el cardenal Baldassare Reina, vicario general del Pontífice para la diócesis de Roma.
Jubileo y canonización
Retomó los llamados telefónicos. Es un milagro. Pone todo de sí y las oraciones lo sostienen. Es un bonus track, una pista extra, de Dios. Francisco es como el gaucho “duro de pichar”, dice el poema épico argentino, el Martín Fierro, por eso es Francisco fierrazo.
Vivió su propio velorio. Algunos, los encumbrados del clero nacional e internacional, lo daban por apagado. Hasta algún arzobispo “francisquitas” anunciaba su partida. Daban misa como despedida. Los corresponsales extranjeros en la misma tónica invadieron Buenos Aires. Los sorprendió el Espíritu Santo otra vez. Un colega argentino, tan popular en una radio AM y en TV, agitaba partes médicos falso. Lo informaba un cardenal argentino en la Curia Romana. Todo cayó en saco roto. Tan parecido a febrero de 2013 cuando negaban que Bergoglio fuera elegido Sucesor de Pedro. Pero lo es.
Sus desafíos
Tras las pascuas, su próximo evento culmine es el 27 de abril. La canonización del más joven de los santos. El influencer italiano Carlos Acutis. Un santo de la Era digital.
Francisco quiere alcanzar todo el Jubileo, el año especial que cada 25 años encabezan los Papas, y el Vaticano es el centro de la escena del mundo católico, que hoy expresa 1400 millones de bautizados, más de 200 millones que cuando llegó al Vaticano. África es esperanza de vocaciones y bautismo masivos, pero también existe el caso inaudito de Francia, y sobre todo el continente mariano y peregrino, América, donde aún lo espera su madre patria y los charrúas, como el actual embajador uruguayo en la Santa Sede, Guzmán Miguel Carriquiry Lecour.
Francisco para el 2026 sueña con realizar las Pascuas unificadas con los cristianos ortodoxos, aquellos que se alejaron del obispo de Roma hace mil años atrás, para constituir sus propios líderes en Constantinopla o en Moscú.
Cuánto tiempo tiene su bonus track sólo Dios sabe. Él no le afloja. Quiere más.