Francisco y la educación: un Papa que promovió diálogo, justicia social y cuidado del planeta

Generó el Pacto Educativo Global que interpela a toda la humanidad a reconstruir el vínculo entre generaciones, culturas y saberes.

Durante su pontificado promovió una visión integral de la educación, centrada en la inclusión, la fraternidad y el compromiso ambiental. Su llamado al Pacto Educativo Global interpela a toda la humanidad a reconstruir el vínculo entre generaciones, culturas y saberes.

Desde Roma, pero con una profunda raíz latinoamericana, el Papa Francisco situó a la educación en el centro de su propuesta pastoral y política. Su mirada se alejó de los modelos competitivos o utilitaristas del saber y se orientó hacia una pedagogía del encuentro, la solidaridad, el bien común y el respeto a la condición humana.

Una de sus iniciativas más relevantes fue el lanzamiento, en 2019, del Pacto Educativo Global, un llamado a reconstruir “el pacto educativo roto”, es decir, los lazos entre escuela, familia, comunidad, política y cultura. Francisco propuso un compromiso conjunto —de docentes, estudiantes, líderes religiosos, dirigentes sociales, intelectuales y gobiernos— para repensar la educación frente a los desafíos de la exclusión, la desigualdad, el deterioro ambiental y la fragmentación social.

“El mundo necesita una nueva educación, que no se limite a transmitir información, sino que forme personas dispuestas a comprometerse con el otro y con el planeta”, expresó entonces. En ese marco, defendió de manera persistente que la educación debía ser un derecho universal, y no un privilegio ni una mercancía.

Su pensamiento se inscribió en la tradición de la educación popular latinoamericana, y valoró especialmente el trabajo de educadores comunitarios y organizaciones sociales que garantizaron el acceso al conocimiento en contextos vulnerables. “Educar es un acto de amor, es dar vida”, afirmó en distintas oportunidades.

La fraternidad, la paz y el diálogo intergeneracional estuvieron también en el corazón de su propuesta. Como planteó en su encíclica Fratelli Tutti, la educación debía abrir caminos para una nueva convivencia, plural y justa. A la vez, su encíclica Laudato Si’ impulsó una ecopedagogía que vinculó la justicia social con el cuidado de la casa común.

Con especial atención a jóvenes, docentes y familias, Francisco dirigió numerosos mensajes donde destacó la necesidad de enseñar a pensar, sentir y actuar de manera coherente y comprometida.

En su visión, formar personas críticas y solidarias es una de las tareas educativas más urgentes de nuestro tiempo.