Hugo Moyano, junto a su hijo más joven, estuvo en la misa por el cura-barrendero desaparecido. Habló con este periodista sobre la detención de Cristina.
Por Lucas Schaerer

Hugo Antonio Moyano es evangelista. Su madre le inculcó el evangelismo. Esa fe nutrió a sus hijos, incluso al más joven, de su tercer y actual matrimonio, aunque Jerónimo reconoció a este periodista que primero es católico, por su madre, de hecho lleva colgado en el pecho una pequeña medalla con la imagen de la Virgen de Luján, que heredó de su abuela materna.
Fue este jueves 12, pasadas las dos de la tarde, en la parroquia Santa Elisa (en la calle Salta al 2296), del barrio porteño de Constitución, que, en primera fila, mano derecha mirando el altar, a mitad de banco estaba el legendario líder sindical. Moyano padre tenía pegado a su derecha a su delegado en la cegete (Confederación General del Trabajo), Octavio Arguello, y detrás a su hijo menor, Jerónimo, junto al secretario gremial del Sindicato de Camioneros, Marcelo Aparicio.
Luego de la emotiva y profética misa celebrada por el sacerdote villero y capellán de los cartoneros (técnicamente recicladores), Lorenzo “Toto” Vedia, Moyano padre respondió algunas preguntas de este cronista. Su tono de voz estaba bajo, lo rodeaban muchos barrenderos que querían saludarlo, los compañeros del gremio que lo cuidan y encima el coro de la misa que no aflojaba con la canción “La vida como viene” y la guitarra.
La posición de Hugo Antonio fue de misericordia con Cristina Fernández de Kirchner. Sus palabras fuera de micrófono expresaron sensibilidad hacia la ex presidenta por ser privada de la libertad, pero no adelantó ninguna medida de fuerza en respaldo de la líder política.
Por otro lado, Arguello contó que también expresó en otro medio de comunicación su solidaridad con la ex presidenta nacional y titular del Partido Justicialista nacional. Aunque no se jugó a mencionar alguna acción de repudio por el fallo confirmado por los tres jueces de la Corte Suprema nacional.

La misa en homenaje y recuerdo del cura-barrendero tuvo en la homilía, como en la lectura del Evangelio del día, un fuerte contenido profético social: hospital de pediatría Garrahan, la violencia policial sobre jubilados y trabajadores de prensa, la guerra contra el pueblo palestino, y la educación pública.
“El coraje de luchar por la dignidad del hombre de trabajo siendo cura y hombre de la iglesia”, expresó Moyano padre a este cronista sobre Mauricio Silva y agregó que siendo evangelista junto a los católicos del gremio decidieron que en día del barrendero debían “venir con muchas ganas a este reconocimiento”.

Jerónimo, de 25 años, que es nacido, criado y vive en el barrio de Barracas aceptó posar para algunas fotos con su medallita Lujanera al pecho y colgando el volante del cura-barrendero desaparecido.
“Mitad católico y la otra evangelista”, expresó Moyano junior y reveló que su fe es heredada de la madre devota de la Virgen de Medjugorje y quien le entregó la medalla que era de su abuela. “Desde la fe en Dios, nuestro único salvador y guía, trabajemos todos juntos para mejorar la situación de los desposeídos, quienes tienen hambre, quienes no tienen techo, y construir esa justicia social tan anhelada por nosotros los peronistas”, definió el más joven de los Moyano tras la misa.