Jorge García Cuerva, arzobispo porteño: “Tenemos una enorme deuda con Francisco”

Junto a una rabina, el religioso hizo una punzante observación sobre los argentinos y la iglesia latinoamericana respecto al Papa. Además, citó al primer cura villero mártir, Carlos Múgica, para explicar la “revolución de la alegría”.

Por Lucas Schaerer

“Tenemos una enorme deuda con Francisco al no dejarlo ser. Le decimos a Bergoglio cómo ser Papa”. Textuales palabras del arzobispo porteño, Jorge García Cuerva, en una inédita charla que compartió junto a la rabina Silvina Chemen.

“Los argentinos creemos que sabemos todos los temas. Como pasa con el fútbol, hasta a Scaloni le decimos cómo debe jugar la selección nacional. Entonces a Francisco lo metimos en el barro, en la discusión bizantina, mientras la historia pasa y nos perdemos del líder mundial más escuchado, que juega en primera y nosotros seguimos en primera D. Pero Dios nos va a interpelar en el Cielo: ‘¿Fuiste cristiano, religioso o argentino en la época del Papa Francisco?’”, agregó la máxima autoridad religiosa católica de Buenos Aires desde el salón del colegio San José de la Palabra de Dios, del barrio de Villa Crespo (Castillo 767), convocada por CLADES, el Centro Latinoamericano de Evangelización Social.

García Cuerva que viene predicando sobre la relevancia global del primer Papa argentino, latinoamericano y jesuita en la historia, en su anterior diócesis, la ciudad de Río Gallegos, provincia de Santa Cruz, ya había escrito una carta pastoral por los diez años del pontificado de Francisco titulada “menos aplausos más compromiso”.

El arzobispo que asumió el 16 de julio del año pasado en la Catedral Metropolitana y que tiene por delante veinte años de pastoreo en la arquidiócesis porteña (por lo menos hasta que cumpla 75 años) puso su avezado ojo episcopal en la región, no se quedó sólo en la Argentina para discernir cómo la iglesia acompaña el magisterio del primer Papa en la historia en tomar el nombre del Santo de los pobres y la naturaleza, por San Francisco de Asís.

“La iglesia latinoamericana que jugaba de revolucionaria, que decía ir años delante de revolución teológica, luego de Aparecida (el encuentro de los obispos latinoamericanos en Brasil del 2007) no avanzamos. Cuando el Papa nos dijo juéguensela, vayan para adelante, sin pedir permiso”, añadió en su ponencia este arzobispo con un destacado lugar en el Vaticano, más precisamente en el Dicasterio para el Clero, lo que aquí llamaríamos ministerio de la Curia Romana donde se evalúa y designan los obispos del mundo que luego determina el Papa, además este Dicasterio tiene la responsabilidad de supervisar todo lo relacionado con los diocesanos sacerdotes y diáconos, es decir aquellos que no pertenecen a una orden religiosa, y de los seminarios.

Referido a la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” García Cuerva pidió empezar por el último capítulo. “El capítulo cinco ‘evangelizadores con espíritu’. Ahí lo más importante para arrancar la lectura”.

No es casualidad que la primera carta pastoral de Jorge Ignacio para su nueva diócesis, la misma que proyectó a Bergoglio hacia Roma, haya elegido el tema de la alegría, que él considera es una “revolución, porque sino nos transformamos en profetas de calamidades, en la queja constante no hacemos más que decirle a la gente lo que ya está enfrentando todos los días. ¿Pero me pregunto que aportó, qué construyó? El Papa nos dice que la alegría es la respiración del cristiano”.

La alegría ante una crisis económica por la inflación junto a la recesión parece ser para algunos una anestesia. Por eso el clérigo en una parte de su charla aseguró que “Jesús no tenía una alegría zonza. Se enojaba y lloraba. Pero nosotros debemos saber o aprender a transitar el dolor y la muerte. Saber cuándo llorar. Lo doloroso no debemos esconderlo. Para también tener tiempo de sonreír. La alegría no es para tapar nada, no me dejo correr por izquierda”, agregó el capitán del barco del clero porteño.

Al cerrar su exposición García Cuerva recurrió al primer cura villero mártir, Carlos Múgica: “Cuando empecé a venir a las villas…lo que más me impactaba (de sus habitantes) era la capacidad de alegría, de disfrute. Pueden estar en la desgracia, pero se deleitan con un partido de fútbol, un asadito, una reunión de vecinos. Mis primeros comentarios eran siempre lo mismo ¡Cómo disfrutan! Y bueno…!Me fui contagiando!”.

Por su lado, la rabina de la comunidad Bet el, Silvina Chemen, inició con una intimidad: “La segunda vez que estuve con el arzobispo, a la noche, cuando volví a casa a mi marido le dije ‘encontré a un maestro’, me conmueve el corazón. Mientras que el maestro de este tiempo es el Papa Francisco. Me lo leí todo Evangelii Gaudium”, aseguró Chemen a cargo del diálogo interreligioso del Seminario Rabínico Latinoamericano quien luego citaba tramos del documento papal y lo unía en hebreo con la tradición judía “se van a dar cuenta de lo cercano que estamos”, le decía la rabina al público presente, todos católicos de diversos movimientos eclesiales como los Focolares, Movimiento de la Palabra, Schoenstatt, por excepción de algunas mujeres musulmanas a quienes saludó especialmente por su presencia.

“Y dale alegría a mi corazón”, el tema de Fito Páez, fue el cierre a capela de la divertida Silvina Chemen acompañada al unísono por los presentes en el salón escolar.