Libera, la red antimafia italiana, une a figuras internacionales, entre ellos el juez Casanello, vía el papa Francisco. También expondrán fiscales argentinas y el sindicalista Piumato.
Por Lucas Schaerer
El papa Francisco es intransigente con la mafia. De allí que uno de los signos más aceptados por católicos y no creyentes de a pie, y a la vez más rechazado en las élites, sea su lucha contra la corrupción, entre las cuales se encuentra la elevación de controles de lavado de dinero en el Vaticano y el congelamiento miles de cuentas en el banco de la Santa Sede por operaciones sospechosas. A su vez, el sumo pontífice argentino creó una comisión donde se impulsa la excomulgación de los mafiosos y el retiro de su presencia en las iglesias de Italia (costumbre enterrar a mafiosos en las basílicas, santuarios o parroquias). Estos antecedentes explican por qué es la primera vez que la organización más probada en la lucha contra la mafia realiza su primer evento en el Vaticano.
En los jardines del Vaticano se eleva un antiguo edificio conocido como Casina Pío IV. Allí es la sede formal de la universidad más antigua de occidente, la llamada Pontificia Academia de Ciencias y Ciencias Sociales. Su legado asombra: más de 60 premios nobel han sido su plantilla y uno de los más legendarios científicos de la historia, Galileo Galilei. Es en su salón de audiencias, con tribunas en modo parlamentario, que este jueves 19, y también el viernes 20, se acercan expertos de todo el mundo en la lucha contra el crimen organizado convocados por el Vaticano unido a Libera, la red de organizaciones nacida en Italia hace 30 años, que se proyecta a otros continentes, como África, y en América bajo el formato “Red Alas”.
Lucas Manjon, coordinador de Libera Argentina, junto a Emilio Cottini, de Libera Internacional, son los motores que traccionan hace meses lo que hoy se conoce como la conferencia titulada “El uso social de los bienes confiscados”, que inició este jueves 19 a las 10 de la mañana -cinco de la madrugada en Argentina-, con las palabras del canciller de la Academia de Ciencias, el cardenal Turkson (nacido en Ghana, país a orillas del océano Atlántico, en África), luego continuó el fundador de Libera, el sacerdote italiano Luigi Ciotti, y el juez federal argentino, Sebastián Casanello.
“El crimen organizado genera daños a gran escala. De hecho, transnacionalmente. Se ve mucha energía en persecución y sanción, pero notorio desbalance en la reparación. Algunos han llegado a decir que el crimen organizado no tiene víctimas. Pero las tiene. Las víctimas conocidas como supraindividuales, es lo más trágico porque son las víctimas invisibilizadas, sectores vulnerables, los barrios carenciados, que no tiene agua potable, por la corrupción, y justamente es la corrupción que abre el camino a todo el resto de los negocios criminales. El corrupto hace trampa desde un lugar de poder. Hace trampa y no se sonroja. En parte, porque él mismo procura no ver las consecuencias de su robo”, expuso el magistrado argentino con 30 años de trabajo en los tribunales federales porteños.
A los expositores de la apertura siguieron figuras de peso internacional: el procurador antimafia y antiterrorismo italiano, Giovanni Melillo; el procurador brasileño, Lincoln Gakiya, de la ciudad más grande de América Latina, San Pablo; la fiscal federal de la ciudad balnearia de Mar del Plata, en la provincia de Buenos Aires, Laura Mazzaferri; y Emilio Inzaurraga, consultor del Dicasterio (ministerio vaticano) para los Laicos, la Familia y la Vida, además miembro de Cáritas argentina y en Acción Católica.
Por otro lado, entre los presentes en la Casina Pío IV se encontraba Julio Piumato, secretario de derechos humanos de la Confederación General del Trabajo (CGT) y líder del sindicato de los trabajadores de la justicia, conocido por la sigla UEJN, que expondrá en la segunda jornada del encuentro.
Desde la caja de resonancia mundial que es el Vaticano se clama para que el decomiso de bienes con reutilización social sea incorporado en el Protocolo de Palermo y sumar un capítulo más al llamado “humanismo jurídico”, que desde la iglesia significa nutrir la renovada doctrina social de la iglesia que inspira, alienta y auspicia el primer jesuita y latinoamericano ungido Sucesor de Pedro.
Fuente: C5N