Salud y pandemia en contextos de encierro

Falta de atención, hacinamiento y desidia: ¿Quién se ocupa de los detenidos con patologías de riesgo?

Por Trinidad López

Hace unos días se contactó conmigo a través de las redes sociales un detenido de la unidad 31 de Florencio Varela, Juan, con quién estuvimos conversando un poco acerca de la situación sanitaria en las penitenciarias bonaerenses y cómo es vivir con patologías de riesgo en una situación de pandemia, en cárceles superpobladas, y con un sistema penitenciario que no se ocupa de la salud de los detenidos.

Juan, que no es su verdadero nombre, pero para no exponer a alguien que ha confiado en mí para contar lo que está pasando, es paciente asmático, y suele sufrir varios ataques de asma que lo afectan profundamente. Para darnos una idea de la gravedad de la situación, él se encuentra en un pabellón que debería albergar a 39 detenidos, pero conviven 110 detenidos. La superpoblación y el hacinamiento ya son moneda corriente, y lo peor de todo es que ni siquiera tienen protocolos para manejo de la pandemia.

Durante nuestra charla le pregunté si les habían dado algún tipo de capacitación sanitaria para manejarse con la pandemia, y ante mí sorpresa no les habían dado ningún tipo de indicación. De hecho, ni siquiera tienen atención médica. Juan me contaba que cuando se quejan con el servicio penitenciario estos se excusan que no tienen móviles para trasladarlos al hospital.

Tan sólo atienden a quienes tienen orden del juzgado, el resto de los internos son dejados a la buena de dios. Lo que sucede en las cárceles bonaerenses es realmente preocupante, y nadie pareciera hacer responsable de la situación. La historia de Juan es la de tantos reclusos que no pueden acceder a la salud, que tienen patologías preexistentes, pero que parecen ser ignorados por las autoridades, como si no existieran.

Y lo que indigna es que se han llenado la boca hablando de la necesidad de responder a las necesidades de los presos desde los DD.HH. para que accedan, dentro de lo posible a una mejor calidad de vida durante la pandemia, que evite que se contagien o que tengan complicaciones quienes tienen algún riesgo, pero en la práctica no le interesan a nadie.

Tendríamos que preguntarnos quiénes son los funcionarios que tienen a cargo velar por la salud de ellos, dado que ese derecho no está encerrado ni está cumpliendo condena, y no puede dejarse de lado por desidia o ineficiencia. Las autoridades provinciales deberían tener el ojo puesto en lo que está sucediendo en las cárceles bonaerenses porque la unidad 31 de Varela es uno de los tantos ejemplos que atraviesan a los penales de toda la provincia.

Ojalá Juan, y todos los que como el se encuentran cumpliendo alguna condena en este momento, vean atendidos sus reclamos, porque, más allá de la pandemia, no se puede tener a los seres humanos hacinados, librados a su suerte en lo sanitario y sin ningún tipo de acompañamiento y preparación para encarar lo que sucede hoy. Este pequeño escrito, a modo de denuncia, es para que las autoridades empiecen a tomar conciencia de lo que está pasando e intervengan para dar solución a una situación que, si bien está desbordada hace décadas, hoy se torna crítica.