Desde los gremios, como los estatales de UPCN y legislativos de APL, pasando por el PJ bonaerense en la catedral de Moreno, a la homilía del arzobispo de La Plata y las palabras del cura villero, Pepe Di Paola, en la CGT. El profundo vínculo de Evita con los franciscanos y el día que saludó a Bergoglio.
POR LUCAS SCHAERER
El cura mártir de los ’70 decía en la Villa 31: “Evita un día atendió desde las siete de la mañana hasta las tres de la mañana del día siguiente. La última persona, una viejita, que venía del norte, Evita la atendió con el mismo cariño y preocupación que había atendido a la primera persona. Esto no se puede hacer si no hay mucho amor en el corazón”, quedó registrada la misa de 1972 por Carlos Múgica y se puede ver en este link.
A los 70 años del paso a la inmortalidad de la reconocida “jefa espiritual de la Nación”, o en términos más populares “Santa Evita”, la primer misa fue en el santuario San Cayetano. El sindicato de estatales UPCN convocó a sus afiliados a rendir un homenaje espiritual. En el barrio de Liniers, el párroco, Lucas Arguimbaun junto al cura Daniel Pellizón, realizaron la misa por el eterno descanso de la abandera de los humildes. A los pies de la imagen del santo del pan y el trabajo un cuadro con una foto, en blanco y negro, de Evita soltando una paloma, que en la fe católica es símbolo del Espíritu Santo.
“Hoy Evita trasciende un movimiento político y es patrimonio de la humanidad. Hay supuestas biografías, narraciones noveladas y muchos intentos de desmitificar su figura y ridiculizar sutilmente, para hacerla caer como una más en el torbellino de la cancelación. Pero nadie puede destruir la fuerza simbólica de su figura”.
Víctor Manuel “Tucho” Fernández
Un rezo del Padrenuestro, unas gotas de agua bendita sobre el cuadro, un gloria y el pedido del presbítero Pellizón de “un aplauso para nuestra hermana y de todos los humildes” dado en el santuario por los militantes de UPCN, que colaboran con el servicio social, con un grupo de trabajadores que una vez a la semana sirven comida para las personas sin casas, y que además donan insumos para las duchas, cocina, y elementos escolares para el Hogar de Cristo y en breve están por inaugurar el espacio de las Infancias, para los niños de familias que trabajan y se atienden en San Cayetano. “Evita sola. No va que me haga una foto a su lado”, soltó Leticia Manauta, secretaría de cultura de la Biblioteca Nacional, histórica militante peronista que hizo lectura de la palabra en la misa y estaba muy emocionada del homenaje.
“El ocultamiento por muchos años del cuerpo de Evita fue antesala de las desapariciones por la última dictadura militar”, aseguró en su homilía el sacerdote Sergio Gómez Tey, este martes 2 de julio, por la mañana, en el segundo piso de la sede del sindicato de los trabajadores del Congreso Nacional APL. En primera fila estaba el secretario general, Norberto Di Prospero, quien luego de la misa celebrada por los curas Gómez Tey y “Ricky” Varela reflexionó: “Asumimos la conducción del gremio el 26 de julio de 2004. No es casual. Es una causalidad. Estos 18 años fuimos guiados por el legado de Juan y Eva Perón. Ellos nos enseñaron el amor por los trabajadores y los que menos tienen. En su ejemplo que damos todo, dejando muchas veces de lado a nuestra familia”, y el dirigente sindical se animó a decir porque no comulga: “hace mucho no me confieso” aunque recordó sus orígenes en el catolicismo “fui monaguillo”.
Por la tarde, en la sede de la Confederación General del Trabajo, el cura villero Pepe Di Paola dirigió unas palabras en el acto encabezado por uno de los tres secretarios generales, Héctor Daer, y el adjunto, Andrés Rodríguez. “Lo más importante de Evita para nosotros es su vida espiritual, su compromiso social, ahí está las raíces más fuertes del pueblo argentino”, cerró el sacerdote llegado de la Villa Cárcova, en José León Suarez, partido bonaerense de San Martín, y se despidió con un rezo por Evita que acompañaron al unísono los presentes del Salón Felipe Vallese.
En el oeste del conurbano bonaerense, Moreno, el Partido Justicialista de la provincia, con su vicepresidenta e intendenta local, Mariel Fernández, acompañada por la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, convocaron y participaron de una misa en la catedral encabezada por Eduardo Farrell. Mientras que monseñor Víctor Manuel “Tucho” Fernández celebró la misa, en el templo San Francisco de Asís, de La Plata, donde se casó Eva Duarte y el general Perón.
“Ustedes saben que estamos en un lugar muy significativo -sostuvo el arzobispo de La Plata-. No es una pieza de museo o una lápida, es historia viva. Porque en este templo Eva se casó con el amor de su vida, con alguien que la promovió como ser humano y como mujer, con alguien que ella no sólo amaba sino que admiraba con toda el alma. Era una unión que iba más allá de lo físico porque era una lucha codo a codo por los mismos sueños, con las mismas convicciones, con el fuego de los grandes ideales sociales. Algunos quieren mancillar ese amor con sospechas, pero no dejará de ser uno de los grandes amores de la historia”.
Asimismo, aclaró que “hoy Evita trasciende un movimiento político y es patrimonio de la humanidad. Hay supuestas biografías, narraciones noveladas y muchos intentos de desmitificar su figura y ridiculizar sutilmente, para hacerla caer como una más en el torbellino de la cancelación. Pero nadie puede destruir la fuerza simbólica de su figura. Porque ella habló de los pobres y los defendió desde abajo y desde adentro, desde el fondo de una historia personal que entendía lo que es estar en las márgenes de la sociedad” y resaltó que “es interesante ver cómo su fe cristiana la motivaba en esta dirección. Porque hay formas de vivir la fe que nos vuelven individualistas, elitistas o fanáticos. Y hay otras formas de vivir la fe que nos mueven a ser como Jesús, a estar cerca de los últimos y a valorarlos, a dar la vida. Esto era lo que ocurría en Evita”. En ese sentido de la espiritualidad de Evita añadió: “ella se admiraba por lo que significa el Bautismo, y decía: ‘miren
lo que significa el bautismo para los pobres, que el último de los descamisados tiene la misma dignidad de hijo de Dios que el más poderoso de la tierra, sin diferencia alguna’.
En el partido de La Matanza, en la localidad Ciudad Evita, en el cruce de las calles Martín Miguel de Güemes y La Pirincha, el Padre Fabián Fusca realizó la misa por la impulsora del partido femenimo peronista y que las mujeres voten por primera vez.
Evita en la fe y la Iglesia
Evita fue enterrada con la túnica de hermana franciscana. Fue su confesor, el sacerdote jesuita Hernán Benítez, quien estuvo presente cuando Duarte de Perón en su gira europea, estando en Roma, visitó la sede de los franciscanos y su General, Pacífico Perantoni, la consagró “hermana de penitencia” o de “tercera orden”. Esta tercera orden fue ideada por Francisco de Asís como un estado intermedio entre el claustro y el mundo para aquellos que, deseando seguir los pasos del santo, estuvieran impedidos, por matrimonio u otros compromisos, de entrar ya sea a la primera o a la segunda orden. Evita estuvo en el Vaticano con el Papa Pío XII y en París su anfitrión fue Angello Giusepe Roncalli, quien años más tarde se convirtió en Juan XIII, quien convocó al Concilio Vaticano II y en el 2014 fue canonizado por el primer Papa argentino y jesuita.
A su vez, su director espiritual, el Padre Benítez aseguró en su momento que en la Fundación Evita colaboraban 130 religiosas (muchas de la congregación Hermanas del Huerto) y 62 clérigos. La profundidad espiritual de Evia se evidencia en su libro La Razón de mi Vida. “La nochebuena es de los pobres, de los humildes, de los descamisados desde que Cristo, despreciado por los ricos que le cerraron todas las puertas fue a nacer a un establo… y, ¿acaso los ángeles no llamaron a los pastores, a los hombres más humildes y pobres de Belén…y únicamente a ellos le comunicaron la buena nueva que venía a alegrar al mundo?” .
Jorge Bergoglio contó la anécdota de su cruce con Evita. “La vi en una oportunidad. Fue cuando entré en una Unidad Básica de la calle Córdoba con mi hermano porque necesitábamos unos folletos para un trabajo en el colegio. Ella estaba allí y nos saludó, pero nada más”.