Manuel Costa de los Ríos fue esclavizado y traficado de África hacia América. En Luján, en 1630, fue testigo del milagro de la Virgen y hoy, su figura se encuentra en vías de beatificación. Para rescatarlo del olvido realizaron un festival, presentaron un libro y una muestra permanente.
POR LUCAS SCHAERER
La historia no es lineal. Tiene sus olvidos y hasta supera a la ficción. Como es el caso de un africano que en condición de esclavo, por ende sin alma ni identidad, terminó en el fin del mundo en el año 1630, convirtiéndose en testigo del primer milagro de la Virgen a orillas de un río llamado Luján.
La imagen de la Purísima Concepción no quiso avanzar de la estancia de Rosendo, a orillas del río, y entonces se decidió que quede allí al cuidado de Manuel Costa de los Ríos, más conocido como el Negro Manuel.
Desde entonces, y durante 56 años,el primer devoto de la Vírgen de Luján termina siendo su cuidador. Le armó su altar, le encendió velas y hasta ungió con el sebo de su lámpara a los enfermos que buscaban salvarse, como ocurrió con el sacerdote Pedro Montalvo, quien al curarse de su mortal enfermedad se convirtió en el primer capellán oficial de la Virgen.
Si el padre de la patria es el general José de San Martín, entonces el abuelo de la patria es el Negro Manuel, porque estuvo 200 años antes y gracias a él tenemos la devoción a la patrona de nuestro país.
Esa visión o conclusión salió a la luz en los últimos días, aunque ya venía corriendo en el corazón de los peregrinos y devotos de la Virgen de Luján, entre ellos Gabriel “Pato” Duna, lujanense y referente de laicos los Misioneros de Francisco, que se considera amigo del Negro Manuel, y quien junto a Tamara Barbará y Flexa Correa Lopes, miembros de la primera comisión Afrodescendiente de un sindicato (APL, Asociación de Empleados Legislativos), junto al sacerdote Sergio Gómez Tey, este fin de semana motorizaron las iniciativas para enaltecer y seguir traccionando al Negro Manuel en su proceso de beatificación.
Frente al Parque de Diversiones de Luján se encuentra la “Casita de la Virgen”, sede de los Misioneros de Francisco, donde se inauguró una muestra permanente con el milagro de la Virgen. “Acá recibimos a los peregrinos gratuitamente. Pueden pasar un buen rato en familia y con amigos. Nuestro negocio es la felicidad”, aseguró Soledad “La Flaca” Basualdo, la única mujer peregrina de los Misioneros locales.
Tras los discursos de rigor todos almorzaron unas exquisitas empanadas y pizzas. Entre ellos estuvo Enrique Palmeyro, fundador de la Fundación Pontificia Scholas Ocurrentes, designado por el Papa Francisco como consultor de la Congregación para la Educación Católica. También asistieron el secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), Esteban “Gringo” Castro; el intendente local, Leonardo Boto; el rector de la Basílica, Lucas García; y un referente de la comunidad islámica, Alejandro “Lito” Salomón.
Luego, los presentes fueron caminaron con las imagenes de la Virgen y el Negro Manuel hasta el “Hito de la Argentinidad”, un monumento en la Plaza central donde se recuerda la reconquista de Buenos Aires en el año 1806 a manos de Juan Martín de Pueyrredón, que sublevó a los gauchos contra los británicos y, sumando a las fuerzas de Liniers, logró vencer a los invasores.
De allí siguieron hasta el inmueble que hace semanas fue declarado de utilidad pública por los parlamentarios bonaerenses, ya que allí se instaló la primera capilla de Montalbo, sede original que albergó la imagen de la Virgen y donde se cree que fue enterrado el Negro Manuel. Más tarde, en la Basílica, los sacerdotes peregrinos celebraron misa y ya entrada la noche asistieron a la presentación del libro “El espíritu de Manuel de la Virgen de Luján” del religioso Gómez Tey, quien dio la palabra a vecinos de Luján y a religiosos.
Para el sábado, el protagonismo pasó al candombe, los bailes y los discursos que arengaron las raíces africanas de América, clamando contra la discriminación desde el escenario del festival “Soy de la Virgen, nomás”.
El artista Ramiro Ghigliazza recreó por primera vez la imagen del Negro Manuel: “Realicé una investigación de la persona, de su lugar de origen y otras informaciones. De Manuel solo teníamos su lugar de origen. Él venía de Guinea y ahí empecé a estudiar los rostros de esa región. Encontré diferentes aspectos. De donde viene los rostros son un poco más alargados, los ojos son más almendrados, las características de su vieja, de las marcas de propiedad que les hacían. De esos pocos datos nos fuimos agarrando e hice una interpretación fotográfica”, comentó Ghigliazza a FM Riachuelo de la organización Los Pibes, el único medio que cubrió las jornadas.
A la noche sonaron “Bonga y sus sobrinos” (Candombe Fusión), “La Familia” (Candombe Afroporteño), “Tango en Cueros” (Tango, Milonga y Candombe), Nni Fare (Danzas y Percusión Africanas) y “Jimmy y su Combo Negro” (Cumbia). Al cierre hubo un espectáculo de «Constructores de Fuego», un colectivo de artistas que diseñan y construyen obras temporales que se terminan quemando.
Para el domingo, a puro sol y multitud creyente, en el día de la Virgen, los niños disfrutaron de “Los Vito Cantone” que fusionan el teatro de marionetas y música en vivo. Luego salió en peregrinación el movimiento Afroboliviano “Mururata”, sonando los tambores y bailando las mujeres de largas polleras blancas. “Pato” Duna llevó encima de su cabeza, y por momentos en los brazos, a la imagen de la Virgen. Miles de personas besaron su manto, la tocaron y pidieron fotografiarse con la “madrecita”. A su lado, menos conocido, iba la imagen del Negrito.
En el Vaticano la causa de canonización de Manuel de Luján está en manos del cardenal Angelo Amato, responsable de la Congregación para las Causas de los Santos que debe remitir al Papa Francisco la iniciativa de santificación del primer esclavo liberado de Argentina.
Será cuestión de esperar y, sobre todo, confiar.
El pueblo tiene historia y sus raíces, en el abuelo de la patria.