El nuevo proyecto respaldado por los integrantes de las bancadas libertarias que busca derogar la ley por la restitución de tierras a las comunidades originarias provocó la reacción del obispo que preside la Pastoral Aborigen.
POR LUCAS SCHAERER
“El Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA) y la Comisión Episcopal de Pastoral Aborigen (CEPA), repudiamos enérgicamente el proyecto de ley de derogación de la Ley 26160, presentada por la diputada nacional Victoria Villarruel, que pertenece al espacio político La Libertad Avanza”, figura en un documento al que accedió Télam que firma Luis Antonio Scozzina, el obispo en la diócesis de Orán, provincia de Salta, y Rodolfo Fernández, coordinador Nacional de ENDEPA.
El proyecto que repudiaron desde la iglesia católica pretende derogar la ley 26.160, que declaró en el año 2006, la emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras ocupadas tradicionalmente por comunidades indígenas originarias.
La autora del proyecto presentó la iniciativa por mesa de entradas y lo anunció por las redes sociales. Además, fue acompañada en sus firmas por otros diputados nacionales como: Javier Milei, José Luis Espert y Carolina Píparo (Avanza Libertad-Buenos Aires), Francisco Sánchez (Pro-Neuquén), Dina Rezinovsky (Pro-Capital), Carlos Zapata (Ahora Patria-Salta), Paula Omodeo (Creo-Tucumán) y Alberto Asseff (Pro-Buenos Aires).
En el documento en defensa de los indígenas firmado por el obispo franciscano Scozzina se destaca que “los diputados que apoyan esta absurda incitativa buscan incumplir el régimen constitucional”, y que avanzar en la derogación sería retroceder “100 años la historia jurídica, social y política en nuestro país” y añaden que “es absurdo considerar a las Comunidades Mapuches como usurpadoras, como lo hace la diputada Villarruel en su discurso, nadie puede usurpar lo propio” y cierran con la definición tomada de la exhortación apostólica pos-sinodal del Papa Francisco llamado “Querida Amazonía”, en su punto 14, “las Comunidades recuperan territorios, no usurpan”.
Asimismo, el obispo y el equipo especializado en los aborígenes, recuerdan que la actual ley “no ha revelado ni el cincuenta por ciento de los territorios comunitarios”.
En diálogo con Télam el obispo franciscano Scozzina sostuvo que “el pueblo argentino hace justicia con el reconocimiento constitucional de 1994 que los pueblos originarios tienen sus derechos y en ese sentido se reconoce la deuda con los pueblos originarios, no sólo con la expropiación de sus terrenos, también en la legislación, con las matanzas, en lo histórico, social, cultural, y me animo a decir religioso, que nos debemos hacia los pueblos originarios”.
Scozzina, la voz autorizada de los obispos católicos sobre el mundo indígena, fue designado por el Papa Francisco justo hace cuatro años atrás para la diócesis que en Salta comprende los departamentos de General José de San Martín, Orán, Rivadavia y la parte Este de los departamentos de Iruya (municipio Isla de Cañas) y Santa Victoria (municipio Los Toldos), con una superficie de 56.880 kilómetros cuadrados y una población de más de 350.000 habitantes, de los cuales se estima que el 90 por ciento son católicos.
“La Nación Argentina se conforma con una historia sangrienta, de muerte hacia los Pueblos Indígenas y ninguno de los promotores de este proyecto podrá explicar jamás como se obtuvieron títulos privados por sobre las Comunidades sin otra explicación que la matanza y desalojo violento , sumado a un derecho de conquista, asumido como heredado de la corona española cuando la Argentina se constituyó como nación independiente”, señala el documento de la iglesia (ver link: https://endepa.org.ar/endepa_22/rechazo-rotundo-al-proyecto-de-derogar-la-ley-26160) y enumera las masacres a los originarios: “Roca en 1880, la de El Zapallar en el año 1933, la de Rincón Bomba en el año 1947, la de Napalpí en el año 1924. Las dos últimas judicializadas, una con sentencia que reconoce la presencia indígena y la de Napalpí en pleno proceso de búsqueda de la verdad en el año 2022”.
Para el cierre citan la encíclica papal “Fratelli Tutti” (Hermanos Todos): “Mientras vemos que todo tipo de intolerancias fundamentalistas daña las relaciones entre personas, grupos y pueblos, vivamos y enseñemos nosotros el valor del respeto, el amor capaz de asumir toda diferencia, la prioridad de la dignidad de todo ser humano sobre cualquiera fuesen sus ideas, sentimientos, prácticas y aun sus pecados”.