El segundo bioma más importante de América del Sur tiene una nueva red en su defensa que encabeza el Papa Francisco uniendo a los pueblos originarios y los ambientalistas.
Por Lucas Schaerer
El método extractivista de las empresas viene destruyendo el Gran Chaco y el Acuífero Guaraní, una gran fuente de agua dulce del mundo. Entonces, el papa Francisco ha dado su bendición y aliento para tejer una red que ponga límite al saqueo del segundo bioma más importante de América del Sur.
El hombre elegido por el Pontífice para articular esta nueva santa alianza, entre la iglesia, pueblos originarios y ambientalistas es el obispo de la ciudad santafesina de Reconquista, Ángel “Coché” Macín.
Coché es ahora el coordinador de la inédita red que desde la iglesia en Argentina está uniendo las parroquias, las etnias de los originarios y las organizaciones ambientalistas de Paraguay, Brasil, Bolivia y Uruguay. “La Red Eclesial Gran Chaco-Acuífero Guaraní (REGCAG) tiene su origen en Laudato Sí (Alabado Seas, la encíclica socio-ambiental del Pontífice) y en el Sínodo de la Amazonía (la gran asamblea de casi un mes en el Vaticano)”, remarcó el obispo, que evangeliza por pequeñas capillas en el campo, donde tras las misas las comunidades comparten asado a la estaca y en la sobremesa él despunta su habilidad con la guitarra criolla y el canto.
Para el obispo Macín el modelo a imitar, aunque respetando las diferencias, es la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), que fue la primera experiencia de la iglesia católica en alianza con los originarios y ambientalistas del gran pulmón y fuente de agua que es la Amazonía, grande como todo el continente europeo.
“Coché” contó que la Red Eclesial Territorial Gran Chaco-Acuífero Guaraní tiene su primera reunión virtual el 2 de julio de 2020, en plena pandemia del coronavirus. Desde entonces la comisión organizadora y animadora, encabezada por él, mantiene encuentros virtuales una vez por mes.
El Vaticano por orden de Jorge Bergoglio está encima de este proceso inédito de la iglesia desde Argentina. Para ello puso la Red por el Gran Chacho y Acuífero Guaraní bajo responsabilidad del Dicasterio de Desarrollo Humano Integral, que dirigen el cardenal Miguel Czeny y la monja Andrea Smerilli, y además la protección como el acompañamiento se refuerzan regionalmente con la Conferencia Episcopal Latianoméricana (CELAM).
Lo primero que iniciaron en la Red es mapear la región y acordar los ejes de trabajo: el agua, el vínculo y el cuidado de los territorios, y la relación de amistad y aprendizaje de los pueblos originarios. “La Red es un nuevo sujeto eclesial emergente, que trasciende la frontera de países o circunscripciones eclesiales, sin dejar de tener una referencia en el obispo, e iglesias locales, pero apuntando al trabajo en conjunto que superan o son en común a las iglesias de la región”, afirmó el obispo desde Reconquista.
Para este religioso es clave en el proceso de caminar juntos iglesia y territorios, llamado en términos eclesiales “sinodalidad”, que “no se pierda referencia al lugar concreto, aquellas zonas más profundas, sobre todo tener contacto con la pobreza y exclusión, para que la red nunca pierde ese sentido encarnado, que el verbo se hace cultura”.
El religioso dijo que unir el Gran Chaco y el Acuífero Guaraní “fue un debate muy trabajado al principio de las charlas y conversaciones ya que sabemos son dos realidades interconectadas y diferentes en este sentido”. Y detalló: “En un principio pensamos una sola red con dos pulmones, u otras imágenes, para pensar en la unidad y a la vez diversidad, entonces poco a poco fuimos consolidando esta idea de considerar al Gran Chaco y el Acuífero Guaraní como un solo bioma. Además, los datos científicos que pudimos ir recabando, también hicimos unos seminarios con gente competente en este sentido. Entonces conocimos que se habla que el Gran Chacho y Acuífero Guaraní subterráneamente es un gran cuenco de agua dulce, que está más en superficie más en la zona de la cuenca del Paraná, o Esteros del Iberá, o zonas de Brasil, y más subterráneo en la zona del Gran Chaco, pero científicamente forma parte como una única fuente de agua. Luego existen otras razones que nos unifican como el cultural que es importante para tener en cuenta y caminar juntos, que en los pueblos originarios diferentes etnias o grupos, pero están presentes en ambos territorios”.
Otra de las razones para la Red Eclesial Territorial, según argumentó el obispo campero, que une América del Sur “es el fenómeno de la urbanización, de los monocultivos que avanzan sobre el monte, la zona más verde, y así fuimos encontrando motivos suficientes para considerar que el Gran Chaco y el Acuífero son un solo bioma, la imagen que puede ser útil de un solo organismo con dos pulmones que respiran el mismo aire del Espíritu Santo que está soplando de una manera nueva en la iglesia y en el mundo gracias al compromiso de muchos y gracias al servicio de la iglesia del Papa Francisco”.
La REGCAG tendrá un encuentro fundacional presencial en pocos meses y en Paraguay. Allí estarán convocados no sólo los grupos católicos también instituciones u organizaciones de otras creencias o que trabajan el cuidado de la casa común.
Hace 400 años atrás San Francisco de Asís, quien nunca fue sacerdote, reveló al mundo que es concreto y posible el compromiso amoroso con lo más pobres y la naturaleza. Mientras, que los últimos cuatro Pontífices antes de Bergoglio (San Juan Pablo XXIII, San Pablo VI, San Juan Pablo II y el Papa Emérito Benedicto XVI) clamaron por el cuidado de la casa común pero el primer Papa en llamarse Francisco y venir de Latinoamericana construye en el territorio la defensa de la “Madre Tierra” junto a los originarios y ambientalistas enfrentando al modelo empresarial extractivista.