Un excura que enfermo de cáncer y padre gracias a un milagro llevó a los confines del mundo la imagen del primer devoto de la Virgen de Luján, conocido como el Negro Manuel. A su regreso, Jorge González, se reunió con el presidente de la Nación, sueña ver a la vicepresidenta y al Papa Francisco.
Por Lucas Schaerer
Jesucristo envió a sus amigos, los Apóstoles, hasta los confines del mundo. Para que la humanidad conociera la buena nueva. No iba más: el diente por diente, ojo por ojo. “Les doy un mandamiento nuevo: Ámense unos a otros; como yo los he amado, así también ámense los unos a los otros. El amor mutuo entre ustedes será el distintivo por el que todo el mundo los reconocerá como discípulos míos”.
La Antártida es la última región de un mundo hiperconectado. Hasta allí llegó hace una semana Jorge González, impulsado por lo que él y su esposa viven como un milagro. Es que a los 55 años, este ex sacerdote, en pleno tratamiento de quimio por su cáncer, logró concebir a su mujer, la tucumana María Violeta Delgado, y hace casi un año, el 23 de febrero de 2022, nació Luna Milagros. Con la enfermedad y la discapacidad por la colostomía permanente en su cuerpo González pudo dejar hace una semana atrás, el 1 de febrero, la imagen del Negro Manuel a los pies de la Virgen de Luján, en una capilla de la base Marambio, en el continente Antártico, y este lunes 6 de febrero, el devoto del Negro Manuel junto a su esposa y su beba fue recibido por el presidente de la Nación en su despacho de la Casa Rosada.
En 1630 Manuel Costa de los Ríos fue esclavizado y traficado de África hacia América. Conocido como el Negro Manuel trascendió porque a orillas del Río Luján fue testigo del milagro de la Virgen (la carreta que no avanzaba y tuvieron que dejar su imagen), el primer cuidador quien luego fue intermediador para las curaciones milagrosas por las que el pueblo inició su devoción al punto de convertirla en la patrona de la Argentina. Con varios siglos de olvido el Negro Manuel fue reivindicado por quienes profesan una fe popular al punto que su imagen hace unos cinco años atrás ingresó por primera vez a la Basílica de Luján para luego iniciarse el proceso de canonización, que significa ser reconocido como Santo por la iglesia católica.
Télam diálogo con Jorge González para conocer como llegó la imagen del Negro Manuel a los confines del mundo y que ocurrió con su encuentro con Alberto Fernández.
“En Tucumán, en el 2021, me voy hacer un chequeo rutinario y me surge algo en la zona del recto. Me descubren un cáncer, nivel tres (uno de los más complejos). Me dieron una catarata de estudios y tratamientos. En la locura que te dicen tenes cáncer fue un compañero de RITEP (Red de Intercambio Técnico con la Economía Popular (RITEP), Fabián Carrizo, que me manda la estampita del Negro Manuel. Como sacerdote sabía lo general, lo tenía desdibujado. En el medio del tratamiento, que es muy jodido porque te invaden el cuerpo, encima muy cerca de mi aparato reproductivo, por lo que tuve que congelar espermas, le rezaba por mi salud al Negro Manuel hasta que una tarde le rezamos juntos con mi esposa y luego tuvimos relaciones. Ya habíamos perdido un embarazo a fines de 2019. Empiezo rayo terapia y te tergiversa los espermatozoides, entonces atravesando la quimio me dice Violeta que no le viene. Efectivamente quedó embarazada. Alguno me dirá que no cree que sea hija mía, lo que vos quieras, pero nuestra médica ginecóloga obstetra que no tiene fe, desde el punto de vista médico dijo que es imposible, creer o reventar, así que fue su frase”.
Durante el embarazo el matrimonio devoto del Negro Manuel le vino el temor de la enfermedad de su beba, que nació sana, y las dudas sobre el nombre. “En la plaza San Martín, en la ciudad Tucumán, una chiquita que vendía pañuelo la invitamos a comer unas empanadas. Hablando nos dice que se llama Milagros. Ahora que la cruzamos se le acerca a besarla y nos dice ‘tiene mi nombre’. Nuestra hija no fue sólo su nacimiento. Es un milagro. Presenté todos los papeles para el proceso de canonización del Negro Manuel”, aseveró González.
La llegada de la imagen del esclavo de la Virgen, como lo reconocen en la iglesia, al continente blanco fue otro milagro.
“Un conocido en el Ministerio de Defensa se enteró de mi enfermedad y que uno de mis sueños era ir a la Antártida. Joaquín Labarta Lipandri (encargado de la logística en la base de la Antártida) tendría que haber ido en este viaje. Me ofrece que yo vaya en su lugar. Renunció a su lugar”, confió a este medio González y continua su relato contando el segundo hecho impensado. Lograr salir hacia el continente más inhóspito del planeta al que se ingresa con puntillosos y extensos estudios médicos.
El lunes 30 de enero, en la base aérea de Palomar, Jorge se da cuenta que su viaje se cae. El sueño se diluye. Porque delante suyo habían rebotado a 20 personas por no cumplir con las condiciones médicas óptimas que requiere un psicofísico para cruzar al continente Antártico, los confines del mundo.
Tener cáncer y colostomía permanente, lo que sería el ano contranatural, lo convirtió a González en la primera persona en la Antártida con ese grado de discapacidad y enfermedad.
Un nuevo milagro aparece
Desde arriba del rompehielos Almirante Irizar, el comandante en conjunto da la orden que se hacía responsable de la seguridad de González.
“Milagro del negro”, aseguró Jorge y explica que tiene “cáncer, recién operado, que hace unos meses me regresó, así que me tengo que volver a operar y con la colostomía. Mi viaje marcó un hito para las personas con discapacidad con colostomía reconocida como tal gracias a Cristina Fernández en el 2014. Todo esto se logró gracias al Negro Manuel. Él quiere llegar hasta los confines del mundo”.
Jorge además de llevar una estatuilla del primer devoto de la Virgen, sumó una estampita del Negro, el libro “El espíritu de Manuel, de la Virgen de Luján” autoría de Sergio Gómez Tey, una vasija creada por un artesano de sangre indígena del pueblo Amaicha del Valle, en la provincia de Tucumán, que contenía un poco de tierra de la Casa Histórica donde se firma el 9 de julio de 1816 el acta de la Independencia, y además una copia de la declaración que rompe con la dependencia de la monarquía española.
“El Negro Manuel fue entronizado el miércoles 1 de febrero en la capilla Nuestra Señora de Luján. El obispo castrense estaba al tanto. Ahora se lo puede venerar como ocurre en Luján bajo el manto de la Virgen” y reveló González una promesa “cuando el Negro sea declarado Santo el Comando Antártico, esto se lo conté al presidente, le van a construir su propia capilla”.
En la base Marambio unas 140 personas viven allí, luego con el viaje se sumaron unas 40 personas, entre científicos y militares. A la ceremonia religiosa se unió una celebración cultura. Fue la primera vez que se hacía una danza y el grupo de folclore “Los Colorados” tocó un villancico en la Antártida por iniciativa del Ministerio de Cultura.
“Me impactó ver a los militares que se cuadraron una vez entronizado el Negro. Ahí nuestra coincidencia con la cúpula miliar, defender la patria y los valores del pueblo argentinos- El Negro Manuel une a los movimientos populares, los científicos, para que su laburo no pase desapercibido, porque construyen patria en la Antártida. Esto se lo dije al presidente”, reconoció Gonzáles.
El encuentro con Alberto Fernández fue posible porque, por un lado, los pasajes de González y su esposa de Tucumán a la Ciudad de Buenos Aires lo financió la diputada Mabel Carrizo, de militancia en La Cámpora. “Lo pagó de su propio sueldo”, aseveró Jorge. Mientras que el encuentro en la Casa Rosada fue mediante el secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), Esteban Castro. “El Gringo nos había recibido antes del viaje a la Antártida en la Casita de la Virgen a dos cuadras de la basílica de Luján. Me escuchó y se conmovió con mi historia”.
Luna Milagros gateaba por el despacho presidencial, revolvía todo y gritaba para llamar la atención. Su padre estaba sentado frente al presidente contando el milagro de tener una hija y la devoción por el Negro Manuel. “Alberto me contó que le llevó una imagen al Papa Francisco en su primer viaje. Además que en la Casita de la Virgen se llenó de fuerzas en un momento muy difícil”, reveló el ex cura quien le dejó de regalo al mandatario una vasija de Amaicha con tierra de la Casa Histórica de Tucumán.
Jorge González, el ex sacerdote, es un monotributista artesano cunas colecho. Seguirá andando con el Negro Manuel y el milagro de su beba para llegar a la vicepresidenta de la Nación y al líder de los católicos en Roma.
Fuente: TELAM