En 160 años el semanario del Vaticano nunca tuvo un columnista evangelista. Los artículos de Marcelo Figueroa fueron compilados en un libro de acceso gratuito editado por la Universidad Nacional de Rosario.
Por Lucas Schaerer
Por los diez años de Francisco en el corazón del gobierno terrenal de una iglesia desplegada en todo el mundo, con más de 1300 millones de bautizados, se produjo en la ciudad de Rosario, el pasado 3 de mayo, la presentación del libro: “la diversidad reconciliada”.
El anfitrión, Franco Bartolacci, el rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), a su lado monseñor Óscar Ojea, el titular del clero argentino, la única mujer, la rectora del Instituto para el Dialogo Global y la Cultura del Encuentro, Gabriela Sacco, y por supuesto el autor de la obra, el presbítero evangelista y biblista, Marcelo Figueroa.
Desde el exterior, gracias a la conexión virtual, expusieron en la presentación de “la diversidad reconciliada” monseñor Lucio Ruiz, secretario para el Dicasterio de la Comunicación de la Santa Sede, y Mauricio López Oropeza, director del Programa Universitario Amazónico (PUAM). Además, en primera fila delante de los exponentes, el profesor Luis Liberman, fundador del Instituto para el Dialogo Global y la Cultura del Encuentro.
“La diversidad reconciliada” fue editado primero en Italia, en la editorial del Vaticano, con el prólogo del Papa Francisco y en la introducción por la teóloga y secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, Emilce Cuda. El libro compila 100 artículos de Figueroa cronológicamente publicados durante seis años en el semanario del “partido”, el Observatorio Romano, como lo llama en broma Jorge Bergoglio.
El rector de la UNR, desde donde se editó el libro en versión español, resaltó la necesidad de “amplificar la voz del Papa que es construir una cultura de la paz”, mientras que para Sacco “el libro es una oda al ecumenismo y la fraternidad” y para el obispo Ojea “Marcelo nos ayuda a comprender estos diez años como una verdadera señal de Dios que es la estrategia del ecumenismo para transformar la cultura del odio en cultura del encuentro y de la paz”.
En el prólogo del libro el Pontífice destaca que conoce al presbítero evangélico desde hace más de veinte años. “Doy fe de su compromiso genuino con el verdadero diálogo y encuentro ecuménico, dentro del cual hemos compartido una muy enriquecedora amistad fraternal y hasta un programa de televisión con el rabino Abraham Skorka ‘Biblia, diálogo vigente’, en Buenos Aires”, dejó su testimonio Su Santidad.
Desde la UNR, el biblista y protestante resaltó que “uno no debe naturalizar cosas que no son normales, corremos el riesgo de quitarles valor. Por eso debemos valorar como humanidad, como argentinos, como contemporáneos, un hecho histórico que es tener al Papa Francisco, como el referente espiritual y geopolítico más importante actualmente, y seguramente será uno de los más importantes de la humanidad, que por esa gracia de Dios, en el kairós de la historia, nos ha tocado convivir con el Papa, nos toca a nosotros ser analistas críticos entendiendo los tiempos, que le ha tocado por la gracia de Dios y la mano del espíritu santo estar en ese lugar tan importante, en un tiempo tan difícil, siendo uno de los nuestros que caminaba por acá, y ese no querer naturalizar algo extraordinario, es todo un signo ser el primer protestante en la historia del diario de la Santa Sede que tenga una columna y representar al periódico del vaticano en Argentina, no es normal. Entonces este libro nace de esto que no es normal, que es un grito interno, que debo tomar conciencia de dejar registro de un pontificado que cambia la historia del catolicismo, del cristianismo, del diálogo ecuménico internacional y la geopolítica”.
Figueroa ha sido un testigo de los viajes del Papa a países protestantes (Suecia o Grecia) a otros en América, como Colombia y Estados Unidos, y ha podido confeccionar una hoja de ruta “en la diversidad reconciliada” con los hitos de Francisco como: subir a un imán (la figura de líder religioso musulmán) al Papamóvil, en República Centroafricana, en una ciudad en el medio de una guerra que le dijeron que no vaya, o haber ido a Egipto luego de un atentado, como a Sudan del Sur con un prebisteriano anglicano. “Él vive el diálogo encarnado en la sangre, en el grito. Entendiendo que el diálogo es escuchar, no es hablar. Que no es sólo poner el oído. Es poner el cuerpo y el alma”, cierra el presbítero evangelista.